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De las tardes del Molino a las noches de Los Angelitos

  • por Corina A.
  • 12 abr 2013
  • 4 Min. de lectura

Confitería del Molino
Café de los Angelitos

Es sabido que los cafés de Buenos Aires guardan historias y cultivan un hábito porteño. Tomarse un café es una tradición heredada originalmente de España y se convirtió en una vieja costumbre de Buenos Aires. Podemos decir que son imitación en su estilo de los cafés parisinos. Un ejemplo de ello es el Café Tortoni, el cual es el más antiguo que permanece en pie. Aunque el primer café de la ciudad, el más ilustre fue el "Café de Marco", ubicado en la actual calle Bolívar y donde se gestó en parte la Revolución de Mayo de 1810. El dueño fue el español Pedro Marco. Recién a finales del siglo XIX con la gran inmigración y Buenos Aires convertida en una capital mundana comenzó a incrementarse considerablemente la cantidad de cafés. Los cafés típicamente porteños se parecían a pulperías, con venta de artículos varios y mesas para tomar café y otras bebidas, eran lugares de paso para quienes trabajaban en el traslado de mercaderías, tomando algo antes de seguir viaje. En ellos se escuchaba música folklórica, ya que el tango recién apareció en la década del ´30 en los salones de reunión, más tarde llegó a los cafés. Ya sean míticos, emblemáticos, tradicionales, viejos o modestos, fueron inspiradores de la literatura y la música local. Por ello, esta crónica acerca de una visita guiada para conocer antiguos bares de Bs. As. El recorrido de la visita organizada por el Ente de Turismo del GCBA tuvo como punto de encuentro y de partida a la Confitería L´Aiglon, fundada en 1927, ubicada en Bartolomé Mitre y Callao (Balvanera). Fue declarada sitio de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Bs. As. en 2007, pero... paradójicamente el edificio está ofrecido para alquiler. Debió su nombre al hijo de Napoleón, Napoleón 2do.; a su padre lo llamaban "el águila", por lo tanto él era "el aguilucho", de ahí L´Aiglon (aguilucho en francés). Tenía la particularidad de poseer palco para la orquesta con el fin de no ocupar lugar en el salón quedando disponible para el público. Supo ser centro de reunión de poetas y cantores de los ´50 y ´60. Otro lugar importante fue la Confitería Del Molino, ubicado en Av. Callao y Av. Rivadavia, hoy está cerrado y deteriorado. Vayamos a su historia: en 1848 los reposteros Rossi y Brenna compraron la Confitería del Centro, en la esquina que hoy es de Rodríguez Peña y Rivadavia. Cerca estaba el molino Lorea, el primer harinero de Buenos Aires, llamándola Antigua Confitería del Molino. En 1904 Brenna hijo adquirió la esquina de Callao y Rivadavia y allí se mudó la confitería. Más tarde compró terrenos linderos de Callao y Rivadavia y le encargó al arquitecto Gianotti (quien construyó la Galería Guemes) la construcción por partes del lujoso edificio que uniera todas las propiedades sin interrumpir la atención de los clientes. En 1910 se remodeló la Plaza Congreso con estilo afrancesado para el Centenario de la Patria y el 9 de julio de 1916 en conmemoración al Centenario de la Independencia se inauguró la confitería justo frente a la plaza (y la Av. Callao aún era de tierra). Su clientela provenía mayormente del Congreso y por allí pasaron Palacios, Yrigoyen, Eva Perón, entre otros y vivió el nacimiento en sus instalaciones de un desaparecido partido político. Constaba de seis pisos y tres subsuelos con materiales traídos de Italia. Compuesta por confitería, salón de fiestas, cocina, planta de elaboración de todos los productos que allí se consumían (como ejemplo, su mítico pan dulce), bodegas, fábrica de hielo, depósito y taller mecánico. También oficinas administrativas y viviendas. El edificio sigue perteneciendo a los descendientes de Brenna, aunque con los años la confitería cambió varias veces de dueño, en los ´70 fue llevada a la quiebra. El edificio está considerado por la UNESCO Patrimonio Art Nouveau Internacional y en 1997, año de su cierre fue declarado Monumento Histórico Nacional... En cuanto al Café de los Angelitos, actualmente en funcionamiento, es de 1890, también declarado sitio de interés cultural y ubicado en Av. Rivadavia y Rincón, tiene algunos cambios respecto al original. Al mismo concurría Gardel, quien vivió muy cerca, en Rincón 137, por un tiempo con su madre. También pasaron por allí Parravicini, Justo, Palacios y José Ingenieros entre otras personalidades destacadas y celebró encuentros de poetas y periodistas. Fue uno de los primeros bares en tener payadores, mencionados junto al zorzal criollo en la canción "Café de los Angelitos" de Castillo y Razzano. Debe su nombre al comentario de un comisario de la zona, quien decía que el lugar era frecuentado por "angelitos" (delincuentes). El bar estaba abierto las 24 horas, usaba el sistema de fiado y podía entrar en él cualquier persona (sin derecho de admisión). Por iniciativa del Museo de la Ciudad en conjunto con la Asociación Amigos del Café de los Angelitos, en 2002 se colocaron 350 fotos de personalidades de la cultura, la política, el arte y el deporte que lo frecuentaron. En la década del ´90 cerró sus instalaciones. Más tarde reabrió, pero el diseño dista mucho del original. Sólo permanece su nombre, el palco para la orquesta y quizás aún estén revoloteando sus ángeles. Hay que utilizar la imaginación para recuperar la memoria de una ciudad que ya no es...

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