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Una visita guiada por el Cementerio de la Recoleta, "Ciudad de Ángeles"

  • por Corina A.
  • 28 dic 2013
  • 3 Min. de lectura

Cementerio de Recoleta

Aprovechando las cálidas tardes veraniegas decidí participar de una visita guiada al Cementerio de la Recoleta organizada por guías propios del lugar. Un cementerio que tiene la particularidad de ser el primero de carácter público que se abrió en la ciudad de Buenos Aires, en noviembre de 1822, en el terreno de la Orden de los Frailes Recoletos (sitio que fue su huerto). En sus comienzos la gente se resistía a enterrar a sus seres queridos en el cementerio, pues en aquel entonces se enterraba en las iglesias. Abarca aproximadamente seis hectáreas de superficie, está totalmente construído, no posee tierra libre y está conformado por propiedades privadas. Es un cementerio laico. En él se refleja la significación de la muerte para la sociedad que le dio origen, cuya preocupación era la salvación espiritual y el entierro de los restos en un camposanto (además, la expectativa de vida en ese momento era de 30 años). Corría la era del romanticismo (movimiento literario y artístico de comienzos del siglo XIX) en la cual se buscaba conmover para despertar la afectividad -a diferencia de la sociedad contemporánea que pretende hacer desaparecer el tema de la muerte y genera cementerios acordes que evocan a la vida, como por ejemplo con sus instalaciones llenas de vegetación-. Este concepto se puede comprobar al observar las lápidas, muchas de ellas realizadas por escultores italianos contratados por las familias patricias (las que generaron los hechos fundamentales de la patria) que tenían gran poder adquisitivo. Hay construcciones de distintos formatos como bóvedas, monumentos, sobrecriptas, sarcófagos, monolitos, obeliscos y mausoleos (bóvedas de construcción imponente), entre otras. Los modelos fueron copiados de Roma, Grecia y Egipto.Asimismo, el cementerio cuenta con 83 bóvedas que son monumento histórico nacional. Recomiendo observar el Panteón de Ciudadanos Meritorios (aquellos que hicieron algo relevante por el país). Si utilizamos la intuición podemos conocer el significado de algunos diseños que se repiten en el solar, como el reloj de arena, que representa el tiempo de vida, las alas dan idea de eternidad, la antorcha encendida que apunta hacia abajo habla del inframundo, las flores de amapola (también llamada adormidera y que da origen al opio el cual provoca somnolencia): reflejan el sueño eterno. Otro diseño muy interesante es la serpiente que se come su propia cola, no muere nunca, es algo que siempre continúa. La masonería también tenía su recurso para indicar que la lápida pertenececía a un masón: la cruz con el brazo horizontal inclinado. Son recursos estéticos que forman parte del lenguaje simbólico.Para los que disfrutan las leyendas de fantasmas, aquí se encuentra enterrada Rufina Cambaceres, se cree que fue enterrada viva en un estado de catalepsia debido a una historia familiar extraña; da lugar a imaginar espíritus deambulando en las noches por el cementerio. Otra histroria trágica para relatar es la de Felicitas de Alzaga, sepultada aquí en la bóveda familiar. Ella era viuda, joven, rica y hermosa por lo que tenía muchos pretendientes que se la disputaban, pero un de ellos, celoso, la mató en un confuso episodio. Entre las personalidades ilustres que descansan aquí mencionaremos a Sarmiento, Saavedra, C. Pellegrini, J.M. de Rosas, Leloir, la familia Alvear, Eva Perón y Alfonsín. En cuanto a escritores, están los restos de Bioy Casares y de la familia de Borges entre muchas otras figuras de significación. Si bien la muerte no es un tema divertido podemos tomar la visita al cementerio como un paseo o recorrido por nuestra historia, pues en él hay guardada memoria de la república.

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