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Puntada sin hilo, bordados y fotografías intervenidas de Viviana Debicki, C.C. de la Cooperación

por Corina A.

Los niños desbordados

Atrás quedaron los tiempos en lo que la mujer no podía salir a la calle ni sentarse en una confitería sola sin despertar sospechas, tampoco tener una profesión o comercio sin pedirle permiso al marido o tutor y si quería escribir debía usar un seudónimo o un nombre masculino. Hoy acceden a cargos antes limitados a los hombres, sin embargo, perduran algunas ideas y dichos en el inconsciente colectivo.

Flores, bocas pintadas, castillos, casitas, corazones y pañuelos bordados, un mostrador de una vieja mercería, costureros y fotografías intervenidas cuentan una historia -ligada a labores tradicionalmente femeninas- "enredándose" en frases impactantes (y para nada inocentes).

"Siempre hay un roto para un descosido". "Una no elige de quien se enamora". "Los hombres son todos iguales".

Una pareja rota.

"Coser y callar". "Calladita te ves más bonita". "Una mujer sin varón es como un ojal sin botón".

La pareja vuelta a unir con hilo y aguja.

"Niños desbordados".

"Amor de madre que todo lo demás es aire".

Mandatos y más mandatos.

"No hay rosas sin espinas".

Sufrimiento.

"No mires a los hombres a los ojos".

Recato, represión y culpa.

"Para muestra basta un botón". Con pocos elementos la artista Viviana Debicki nos brinda una propuesta en la que vale la pena "enhebrarse y seguirle el hilo", para reflexionar acerca de las prácticas condicionadas culturalmente a la mujer, a quien se le pedía "que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a jugar..."


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