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Un paseo florido

  • por Corina A.
  • 15 sept 2017
  • 7 Min. de lectura

Decoración con plantas calle Florida

Al llegar en el Subte B a la estación Florida podemos ver que tiene murales alegóricos. Además, tomando otro sentido de la palabra, su nombre la define, ya que históricamente representó a lo más florido de la sociedad porteña. A fines del siglo XIX fue un sitio de elite.

La calle Florida es una peatonal de la capital que comienza en la Avenida Rivadavia y termina en la Plaza General San Martín. Es la calle comercial más importante de la Argentina continuando al sur de Rivadavia bajo el nombre de Perú. Su recorrido es de once cuadras y atraviesa los barrios de San Nicolás y de Retiro.

Los inicios de la calle Florida se remontan a la fundación de Buenos Aires cuando representaba un primitivo sendero que subía desde el río.

Su primer nombre oficial fue el de San José. Luego se la conoció popularmente como Del Correo pues este se encontraba en la esquina de las actuales calles Perú e Hipólito Yrigoyen; después como Empedrado, pues fue empedrada desde 1789 con cantos rodados traídos desde Montevideo, convirtiéndose en la primera calle pavimentada de la ciudad (parte de este empedrado se exhibe detrás del CAT (Centro de Atención al Turista, el primer puesto callejero de información turística que tuvo la Municipalidad y que permanece allí desde que se instaló, en Avenida Diagonal Norte y Florida). Más tarde fue Unquera. En 1821 se le dio el nombre de la Florida, en conmemoración de la batalla de Florida, librada en 1814 en el Alto Perú contra los realistas. En 1837 Juan Manuel de Rosas la llamó del Perú, o Perú y en 1857 volvió a ser Florida.

En 1813, en Florida al 200 (y J. D. Perón) se cantó por primera vez el Himno Nacional Argentino. En el lote en el que estaba ubicada la casa de Mariquita Sánchez de Thompson hay una placa recordatoria.

Placa recordatoria Himno Nacional

Esta calle tuvo su apogeo aristocrático. Las elites argentinas comenzaron a dejar sus residencias al sur de Plaza de Mayo debido a la epidemia de fiebre amarilla de 1871. Decidieron entonces mudarse a una zona más alta de la ciudad y escogieron los alrededores de Plaza San Martín.

En 1872 se convirtió en una calle más comercial. Se instalaron negocios que ofrecían lo último en moda Europea.

En la cuadra del 700, en su intersección con la avenida Córdoba, entre 1888 y 1894 se construyó un enorme edificio de galerías comerciales para instalar una sucursal de la tienda departamental parisina Au Bon Marché, que aunque no llegó a instalarse (se paralizó el proyecto por la crisis de 1890). Fue luego sede del Museo Nacional de Bellas Artes. Su edificio sin terminar se habría transformado más tarde en la “Galería Florida” y en 1908 fue comprado por el Ferrocarril al Pacífico, tomando su actual nombre de Galerías Pacífico. En 1990 se restauró y transformó en un centro comercial con gran concurrencia de turistas. Allí también está alojado el Centro Cultural Borges. Sería declarado edificio histórico. Su cúpula tiene frescos de pintores famosos.

En 1874 en su intersección con la calle Paraguay, se instaló el Jardín Florida, propiedad de Adolfo Bullrich, jefe de una de las familias más ricas de Argentina. Allí se constituyó la Unión Cívica de la Juventud, que fue el antecedente de la Revolución del Parque de 1890.

A fines del siglo XIX comenzó a circular por ella el tranvía. Por esa época, se construyó el lujoso edificio del Jockey Club, en Florida 559. Esta construcción destacada fue sede de un lugar de reunión típico de la clase alta porteña durante la primera mitad del siglo XX. Pero por esos mismos años, la actividad en la calle Florida comenzaba a cambiar definitivamente hacia el comercio.

En 1911, a pedido de los comerciantes de la zona, se prohibió el tránsito vehicular entre las 11 y las 21 hs. Se convirtió así en la primera calle peatonal de la ciudad.

Para esa época, la clase alta tradicional comenzaba un nuevo éxodo desde la calle Florida, cada vez más hacia el norte, adonde se podían aislar del movimiento cada vez más intenso del centro de la ciudad y encontrar terrenos más amplios para construir nuevas casonas de mayor tamaño y lujo. Primero, se fue a los alrededores de la Plaza San Martín, allí se construyeron algunas residencias de un tamaño nunca visto: el Palacio Ortiz Basualdo (1904), el Palacio Anchorena (1908) y el Palacio Paz (1912). Pero la aristocracia de Buenos Aires ya elegía irse aún más lejos del centro, hacia la Avenida Alvear y el Barrio Norte (Recoleta) y luego continuó alejándose desde la actual Avenida del Libertador hacia Palermo.

Aunque quedaran pocas residencias notables como la de la familia Peña, de 1917, luego cedida a la Sociedad Rural Argentina como sede social (en el nº 460), a su lado la confitería Richmond, en el nº 468, clásico reducto de las clases altas de comienzos del siglo XX (hoy local comercial) y el Jockey Club, como símbolos elitistas, la permanencia de algunas familias tradicionales mantuvo ese pasado aristocrático durante algunas décadas, pero para mediados del siglo XX se trataba sobre todo de una imagen en el recuerdo popular, ya que la calle era meramente una arteria comercial y poca gente vivía en ella.

En 1912 se construía en la esquina de Cangallo (hoy llamada Perón) el gran edificio de la tienda Gath & Chaves, seguida en 1914 por la instalación de Harrods en Buenos Aires y la Mueblería Thompson a su lado (entre las calles Córdoba y Paraguay, ocupando casi una manzana entera), la primera sucursal de la tienda inglesa que se inauguraba fuera del Reino Unido. Estaba organizada en departamentos especializados y contaba con peluquería, barbería, botonería, confitería y fábrica de muebles. Constaba de siete pisos y seis ascensores. Sus vidrieras tenían escenografía. Fue el germen de los shoppings.

En el cruce con la Avenida Córdoba se emplazó el fastuoso edificio del Centro Naval, inaugurado en 1914 y obra de los arquitectos Mallet y Dunant. Posee un pequeño museo referido a ese ámbito.

En 1915 se abría al público la Galería Güemes, con entrada en el nº 165, con un lujo desconocido para la ciudad y un edificio que alcanzaba los 80 metros de altura, fue el primer rascacielos comercial de Buenos Aires. Tiene un faro en su azotea. Proyectada por el arquitecto Gianotti. Cuenta con galería comercial, restaurant, teatro y aquí se aloja la Casa de Tango Astor Piazzolla. La galería, de estilo art nouveau, sufrió un incendio en 1971, y el frente a la calle Florida fue reconstruido en estilo moderno, con una fachada vidriada. Se tejen historias de fantasmas acerca de este lugar.

En 1922 Gath & Chaves se fusionó con Harrods y para 1925, el éxito de Gath & Chaves fue tal que tuvo que construir un edificio anexo, cruzando la calle Cangallo y de igual tamaño que el original.

Ya transformada en una calle de comercios de grandes marcas, con numerosas galerías y varias casas bancarias en su recorrido, Florida se convirtió definitivamente en peatonal en todo su recorrido el 1 de julio de 1971.

Construido en 1972, en el terreno antes ocupado por la sede del Jockey Club,en la cuadra del 500, está la gran Galería Jardín, un complejo que incluye varios niveles. Se caracteriza por contar con numerosos locales de venta de insumos informáticos.

Durante las manifestaciones contra el corralito bancario la calle Florida fue escenario recurrente.

En ese período abrió una sucursal de la tienda chilena Falabella, dándole gran impulso a la peatonal. ​ En 2006 la misma firma puso otra sucursal, en el mismo edificio donde se encontraba la otrora famosa “Gath & Chaves” (la cual cerró en 1974). El edificio de Harrods (cerrado desde 1998) tuvo planes de recuperación, luego de un fallido intento en 2004 y otro hacia 2006, ​ por el momento sólo se ha utilizado la planta baja para realizar algunos eventos del Gobierno de la Ciudad y otros de carácter privado. En la sede de la antigua mueblería Thompson funciona actualmente la Galería Buenos Aires.

A partir de la década de 2000 en adelante, la calle seguía siendo el lugar con los locales más buscados y más caros de Buenos Aires​ aunque se produjo el comienzo del retiro de comercios pequeños porque muchos comerciantes se fueron a raíz de la suba del precio de los alquileres. ​ Se instalaron nuevos locales de ropa de primer nivel y galerías de arte.

Pero, hay otros atractivos que se también se destacan en la zona: su intersección con Diagonal Norte (Roque Sáenz Peña) es una de las más conocidas y fotografiadas de la ciudad, ya que en cada esquina hay un edificio con una cúpula destacada. Dos de ellos son obra del arquitecto Eduardo Le Monnier: el Edificio Bencich y el Edificio Miguel Bencich, ambos construidos por la empresa Bencich Hermanos.

En una plazoleta triangular entre los cruces con la Diagonal Norte y la calle Bartolomé Mitre, está el monumento al presidente Roque Sáenz Peña.

En el nº 340 está la antigua óptica Lutz Ferrando, cuyo local aloja desde hace décadas a la librería El Ateneo.

En el nº 343 se ubica el antiguo edificio del diario La Nación, actualmente Galería Mitre, parte de una sucursal de Falabella.

Al llegar a la calle Lavalle, se da el cruce entre las dos principales peatonales comerciales de Buenos Aires, donde todos los días se realizan diversos espectáculos a cargo de artistas callejeros, en medio de grandes columnas de peatones que circulan por ambas arterias céntricas.

La calle Florida, en definitiva, es una joya histórica y arquitectónica y también estuvo presente en un tango que menciona su esplendor aristocrático, como “calle bacana”, con letra y música de Azucena Maizani y grabado en 1928 llamado “Pero yo se…”:

Llegando la noche recién te levantas y sales ufano a buscar un beguén. Lucís con orgullo tu estampa elegante sentado muy muelle en tu regia baqué. Paseas por Corrientes paseas por Florida te das una vida mejor que un pachá. De regios programas tenés a montones Con clase y dinero de todo tendrás.

Centro Naval

Pero yo se que metido vivís penando un querer, que querés hallar olvido cambiando tanta mujer... Yo se que en las madrugadas cuando las farras dejas, sentís tu pecho oprimido por un recuerdo querido y te pones a llorar.

Con tanta aventura con toda tu andanza llevaste tu vida tan solo al placer. Con todo el dinero que siempre has tenido todos tus caprichos lograste vencer.

Pensar que ese brillo que fácil ostentas no sabe la gente que es puro disfraz. Tu orgullo de necio muy bien los engaña... No quieres que nadie lo sepa jamás.

En lunfardo: Beguén: enamoramiento. Baqué: automóvil.


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