Palacio Barolo, Divino Palacio, Divina Comedia
- Por Corina A.
- 7 dic 2018
- 6 Min. de lectura

El Palacio Barolo (Av. De Mayo 1370 comunicado con la calle Hipólito Irigoyen 1371 en el otro extremo, Monserrat, CABA) es una de las obras emblemáticas del arquitecto italiano Mario Palanti, construida para Luis Barolo, un poderoso empresario textil. El edificio es el resultado de la unión de los dos emprendedores, más el hecho de ser Palanti, miembro de la Fede Santa, logia a la que había pertenecido Dante Alighieri.
Comenzado a construir en 1919 e inaugurado en 1923, fue el edificio más alto de Sudamérica (requiriendo una excepción al Código de Edificación) hasta 1925 cuando el mismo arquitecto construyó otro de similar estilo en Montevideo, el Palacio Salvo. Ambos fueron los inmuebles más altos de Sudamérica hasta que en 1935 fueron superados por el Edificio Kavanagh.
Es un edificio de oficinas con locales comerciales en la Planta Baja, nunca nadie vivió allí (no posee agua caliente y los baños son compartidos).

Ningún detalle quedó librado al azar: Palanti era un admirador del Dante Alighieri y por ello el edificio está repleto de alusiones a la Divina Comedia (por lo que es un Danteum) y de símbolos relacionados con la Masonería.
De qué trata la Divina Comedia: es la obra más conocida escrita por Dante Alighieri a principios del siglo XIV, un clásico de la literatura que influenció a muchas otras obras. Es un poema alegórico compuesto de tres partes donde se retrata al otro mundo: el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Se trata de un viaje en el que el autor vaga por estos mundos para alcanzar, al fin, la felicidad.
Todo el recorrido irá guiado por el poeta romano Virgilio, a quien admiraba, hasta el Paraíso, una vez allí éste le cede el honor a Beatriz (una mujer amada por Dante), la cual será su nueva guía.
Según Dante, en el Infierno describe a los condenados y los pecados que han cometido, al Purgatorio lo retrata como una montaña con laderas escalonadas donde reina la esperanza. Las almas suben escalones a medida que se van redimiendo los pecados. Finalmente llega al Paraíso, donde asciende junto a Beatriz; en el centro se encontrará con la luz de Dios.
Como particularidad, la Divina Comedia está formada por cien cantos en tercetos endecasílabos, distribuidos en 33 cantos para cada una de las tres partes (Infierno, Purgatorio y Paraíso) y la introducción.
En toda la obra se encuentran constantes referencias a personajes bíblicos y se invita a una reflexión moral.

Retomando los detalles del edificio, su planta está construida en base a la sección áurea y al número de oro. Los colores que lleva en sus pisos hacen evocación a la bandera italiana. La división general del Palacio al igual que en la Divina Comedia es en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso.
El Infierno: éste se ubica en la planta baja y los dos sótanos. Está representado por gárgolas, serpientes y dragones enfrentados, además de 9 círculos de fuego en el suelo, aquí son 9 como lo cita Dante.
Purgatorio: se encuentra de la planta 1 a la 14, dedicando dos plantas a cada uno de los niveles o 7 terrazas que nombra el autor en su obra.
Finalmente el Paraíso: se extiende desde la planta 15 a la 22, ocho plantas que corresponden a los 8 planetas que Dante había identificado a finales del siglo XIII y comienzos del XIV.
Las nueve bóvedas de acceso representan los nueve pasos de iniciación y las nueve jerarquías infernales y el faro de la cúpula representa los nueve coros angelicales.

La altura del edificio es de cien metros y cien son los cantos de la Divina Comedia. Tiene 22 pisos, tantos como estrofas los versos de la Divina Comedia.
Palanti planeó traer las cenizas de Dante para protegerlas de las guerras que comenzaban a asomar en Europa, para lo cual construyó una escultura que estaría ubicada en el centro del edificio, un gran cóndor de bronce con el cuerpo de Dante elevándose hacia el paraíso, pero fue robada en un confuso episodio. Hoy se encuentra una réplica en el lugar destinado a la original.

Con respecto a la cúpula, está inspirada en un templo hindú, dedicado al amor y emblema de este sentimiento entre Dante y Beatriz. A lo alto de la torre se llega por escaleras caracol ya que el ascensor sólo llega al piso 19. Desde su mirador se tiene una panorámica de la ciudad de Buenos Aires.
Coronando la torre se ubica el faro. Sobre el faro de 300.000 bujías (el cual se enciende en ocasiones especiales), está la Constelación de la Cruz del Sur que se ve alineada con el eje del Barolo en los primeros días de junio a las 19.45 horas. El acceso a este espacio, que permite una visión de 360º, se realiza a través de una estrecha escalera que posibilita el paso de sólo una persona e incluso en ciertos tramos se corre el riesgo de que los hombros rocen con los muros. Un cartel indica esta particularidad. Vale el esfuerzo para ver el faro funcionando y la maravillosa vista.
El edificio es de estilo ecléctico (que incorpora la fusión de elementos decorativos de distinto origen en un nuevo organismo), es una mezcla de estilos como el neorrománico y el neogótico, asociado la técnica estadounidense de la utilización de hormigón armado para su construcción. En 1997 fue declarado Monumento Histórico Nacional. Para muchos, el Palacio Barolo es el edificio “fantasma” de Buenos Aires ya que sus planos, que el autor se llevó consigo a su país, no figuran en los catastros municipales.
Por debajo del edificio corre entubado el arroyo Tercero del Medio, por lo que fue necesario contemplarlo en el momento de realizar los cimientos. Desde el sótano del Palacio es posible acceder mediante un túnel al antiguo arroyo.

Conviven en este colosal edificio un imponente pasaje con seis bóvedas de crucería, un grandioso hall con lujosos ascensores, usina propia con amplios depósitos subterráneos, culminando en una mansarda de tres niveles, desde donde se eleva la corpulenta torre con balcones semicirculares, arcos apuntados y pequeños torreones, que tiene por remate la gran cúpula.
En cuanto a los materiales, la estructura del edificio fue realizada en hormigón armado. Los peldaños de sus escaleras están revestidos con mármol de Carrara y decoradas con herrajes, lámparas, vitrales y molduras. Las paredes y columnas fueron cubiertas con granito. Todos estos materiales fueron traídos desde Italia. Los 9 ascensores, dos de ellos montacargas, están revestidos con madera y detalles de bronce y fueron diseñados especialmente.
Entre las bóvedas transversales de la planta baja, sobre las columnas, se ubican cuatro lámparas sostenidas por cuatro cóndores y dos dragones, un macho y una hembra, que representan principios alquímicos.
Existe una paradoja: el ambiente es tenebroso, se cuentan historias de fantasmas y sin embargo genera calma debido a su amplitud.
En este párrafo del relato, es oportuno hacer una comparación entre los palacios Barolo y Salvo, los “hermanos” del esplendor del Río de la Plata: a principios del siglo XX, en el máximo apogeo de las economías de Argentina y Uruguay, Palanti diseñó y construyó dos edificios “hermanos” que debían rematarse en faros destinados a unir las dos capitales con un puente de luz sobre el Río de la Plata que le diera la bienvenida a los inmigrantes, pero nunca pasó por culpa de la curvatura de la tierra.

Barolo y Palanti eran masones que creían que Europa iba camino de la destrucción por las guerras y Argentina y Uruguay eran los graneros del mundo, eran “el nuevo mundo” mientras Europa salía de la Primera Guerra Mundial. La construcción del Barolo arruinó a su dueño quien se suicidó sin verlo acabado.
Los dos edificios corrieron una suerte muy diferente: mientras el Barolo está inspirado en la Divina Comedia y conserva su lustre (aunque algo venido a menos) y se construyó como edificio de oficinas en Buenos Aires, el Salvo (adorado por los montevideanos), inspirado en la evolución de las especies, se utiliza también como edificio de viviendas y en los años ’70 entró en decadencia, se eliminaron adornos porque los pedazos de hormigón caían, pero aún se pueden apreciar unas piezas de metal sobre la fachada: todo tipo de animales marinos. Existe una hipótesis: el diseño del edificio habría estado pensado para resistir un segundo diluvio universal, con las aguas llegando hasta la base de la construcción, al nivel de las criaturas marinas de la fachada. Actualmente está en restauración.

Por otro lado y para concluir, el Palacio Barolo se puede visitar con guías especializados para conocer el edificio, su historia y sus mitos, transitar por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, descubrir el significado de todos sus símbolos relacionados con la Divina Comedia y la Masonería. Además, vivir la experiencia de observar la ciudad desde el antiguo faro y luego finalizar el recorrido en una oficina de los años ’20, época en la cual se construyó. Es un tour misterioso muy recomendable.
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