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Leandro Erlich en el MALBA

por Corina A.

La piscina

“Si hay algo que tiene sentido en el arte es que no existe verdad absoluta”, manifestó uno de los exponentes más representativos del arte óptico y también del arte efímero en Argentina, Leandro Erlich, en una entrevista.

Un artista que ya había dado la nota en la ciudad en 2015 con su obra La Democracia del Símbolo por la cual un día el Obelisco amaneció sin su característica cúspide. Hizo "desaparecer" su punta para colocarla en la explanada del MALBA. El truco fue revelado más tarde: sobre el monumento estaba montada una pared que ocultaba el extremo superior como si fuera una capucha. Se atrevió a cambiar la apariencia del emblema máximo de Buenos Aires… ¡todo un atrevimiento!

Es que Erlich, nacido en Buenos Aires ―donde tiene su taller―, pero residente en Montevideo, es conocido por instalaciones que juegan con la ilusión óptica. A lo largo de las últimas dos décadas ha creado esculturas e instalaciones en los que la apariencia de lo cotidiano funciona como una especie de trampa perceptiva. Es un universo paralelo y de transgresión.

Desde el 5 de julio y hasta el 27 de octubre, a modo de retrospectiva, presenta Liminal en el MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415, CABA).

El MALBA con cartel de venta

Antes de entrar a ver la muestra comenzaremos a asombrarnos porque el frente tiene un cartel de venta. Sí, así es: “se vende el edificio del museo”. Y las sorpresas siguen.

Es su primera exposición antológica en toda América y reúne una selección de veintiuna instalaciones, producidas desde 1996 hasta la fecha. Son algunas de sus obras más famosas.

Liminal es una zona existente en el umbral de otro espacio, remite a la posición de estar a punto de cruzar hacia o entrar en un lugar o estado de existencia específicos, pero sin llegar nunca del todo. Oscilar en el borde liminar de una experiencia sugiere que siempre estamos atrapados entre una realidad previa, que ya ha sido dejada atrás, y una nueva que nos invita y está cerca, pero que nos deja varados si nos demoramos. La liminalidad (del latín limes "límite" o "frontera") ocurre cuando no se está ni en un sitio ni en otro.

El impacto que genera esta exposición hace que nos preguntemos en qué circunstancias podríamos afirmar con seguridad que estamos efectivamente aquí o allá.

Window and Ladder-Invisible Billboard

Algunas de las obras que conforman la muestra son Window and Ladder -Invisible Billboard (que es una casa en construcción suspendida en el aire), la piscina (en la que se puede caminar sin mojarse debido a un efecto visual increíble), la vereda (una historia del paso del día a través de reflejos), las nubes (con muy buen uso de la ilusión óptica), el avión, vuelo nocturno, salón de belleza (donde falta un artículo muy importante), el aula (una experiencia fantasmagórica), una casa misteriosa (donde el espectador se refleja simultáneamente en todas las ventanas), ascensores extraños (utiliza con mucha habilidad un juego de espejos) y puerto de memorias (son botes flotantes que merecen ser vistos con detenimiento pues al transcurrir la observación muestran algo diferente, es una reedición de la presentada en 2016 en el Museo de la Inmigración).

Se vale de distintos recursos para conseguir una gran perplejidad: espejos que multiplican espacios, cristales semireflectantes, perspectiva, videos, simulaciones, quitar un objeto de su contexto para situarlo en uno artístico creando situaciones que ocurren en lugares poco habituales, entre otros.

Sus realizaciones producen en el público mucha participación, satisfacción por el engaño, un estado de atención lúdica, diversión y reflexión. Según su opinión lo que le da sentido al arte es que involucre al otro y éste también participe en construir ese sentido con su propia interpretación. Su interés está en generar una distancia de no comprensión, de descolocar al espectador en algo, pero para que por sí mismo, sin necesidad de que alguien se lo explique, pueda descubrir las cosas y tener la satisfacción de haber sido capaces por sí mismos de entender las cosas.

Llamado por algunos críticos "el arquitecto de lo incierto", expone sus obras internacionalmente en las colecciones permanentes de grandes museos y recibió numerosos premios.

Las nubes

Antes de dar por concluida la crónica, es pertinente una breve explicación acerca del arte óptico. El arte óptico, también llamado op art es un estilo de arte visual que hace uso de ilusiones ópticas. Su origen fue en los Estados Unidos en los años 50 y 60.

La vereda

Las obras son abstractas y por lo general, causan en el espectador engaños visuales, la impresión de movimiento, de la existencia de imágenes ocultas, de patrones de destellos y vibraciones, o de hinchazón y deformación. El observador participa activamente moviéndose o desplazándose para poder captar el efecto óptico completamente y por eso se ven combinaciones o repeticiones de formas, figuras o patrones; también se utilizan figuras geométricas simples como rectángulos, cuadrados, triángulos o círculos.

También es conveniente marcar las diferencias ente el arte óptico y cinético: el cinético es dinámico y se le considera como una corriente de arte que se hace, prácticamente, de forma paralela al óptico, pero con atributos y/o características que quedan representados en la escultura. Son corrientes artísticas que se fundamentan en el arte del movimiento, pero con diferentes técnicas y elementos de la expresión plástica. En el arte cinético, los movimientos son reales y estéticos, no simulados como en el óptico. La mayoría de sus obras son tridimensionales. El arte cinético se aplica más en lo escultórico y el óptico se aplica en la pintura. El arte óptico se caracteriza por la ausencia de movimiento tangible, todas sus obras son estáticas.

Asimismo cabe una aclaración acerca del arte efímero, toda aquella expresión artística concebida bajo un concepto de fugacidad en el tiempo, de no permanencia como objeto artístico material y conservable. Por su carácter perecedero y transitorio, el arte efímero no deja una obra perdurable una vez desmontada la obra, o si la deja ya no es representativa del momento en que fue creada. Es muy evidente en algunas instalaciones del artista en cuestión.

Puerto de memorias

Para finalizar, Erlich crea un juego constante entre lo real, lo posible y el espacio que queda entre uno y otro. Deslumbra y hace dudar sobre lo que realmente está sucediendo. Construye una realidad que no es tal, no es lo que se ve sino lo que representa, crea una ilusión, propone juegos perceptivos y le interesa provocar la extrañeza en contextos cotidianos.

En palabras del artista: "En mis trabajos la ilusión es un disparador que genera sorpresa y ésta actúa como despertador. Después el truco se devela y deja de ser importante; entonces, llega la interpretación. La gente se engancha en la experiencia porque puede reconocer cómo están hechas las cosas y así la obra se transforma en un escenario de participación sin manual de uso". En definitiva, un arte para todos.


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