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“Planimetría de una familia feliz” de Lia Piano

Por Corina A.

Planimetría de una familia feliz de Lia Piano-Portada del libro

Al comenzar el recorrido por sus páginas inmediatamente surge el deseo de ver la historia reflejada en una serie de televisión.


Se trata de una comedia italiana. Mezcla de realidad y ficción. Memorias de infancia noveladas por Nana, la hija más pequeña de una familia.


Pero no es una familia cualquiera sino una familia feliz, muy libre, que vive en su propio mundo, transgresora, alocada, extravagante, hasta en cierto punto caótica, considerada como “rara y escandalosa” por la sociedad conservadora de la Liguria italiana de los años 70, que se esfuerza por convertirse en una familia “normal” y se plantea qué es la normalidad.


Conformada por su padre, acomodado siempre en el sótano construyendo un velero ─que traerá una sorpresa─, una madre rodeada de libros que hace resonar sus tacones mientras recorre las habitaciones y sus dos hermanos, más una asistente, Concepita María, que merece una mención aparte porque es la antítesis de los demás integrantes de la casa, es quien pone orden a pesar de ser totalmente analfabeta. No faltan las gallinas que corretean por la mansión o un perro maquillado, con aros y disfraces ni tampoco los fantasmas aprovechando las noches para provocar travesuras.


Veremos a la más chica querer ser santa, a su hermano Gioele realizar experimentos curiosos y al mayor, Marco, devenir en “cineasta” realizando una película familiar con su Super 8, guionada y muy graciosa (todo sea para impresionar a una asistente social instalada por un año en su vivienda).


Ocurren situaciones que rozan lo absurdo como que nada está medido, pesado ni calculado: hay cuatro bicicletas y un solo cepillo de dientes.


Su característica más sobresaliente es que los problemas son narrrados con una combinación de humor y desenfado poniendo todo patas arriba quitándoles dramatismo.


Narra la infancia “que a la autora le hubiera gustado tener” porque su auténtico padre en los tiempos en que discurre la novela (el célebre arquitecto Renzo Piano) diseñaba el Centro Pompidou de París (un importante centro de arte y cultura), trabajo que duró varios años, entre decenas de edificios icónicos de todo el mundo a los cuales también diseñó. Aquí le dio el tiempo con su familia que no tuvo en la realidad ya que no tenía tiempo libre. Cuenta en una entrevista que concedió al diario La Vanguardia que la novela tiene “un 33% de cosas verdaderas, un 33% falsas y un 33% de cosas cercanas a la realidad”. El personaje totalmente verídico es la propia casa, una villa con un enorme jardín que es el pilar de la novela.


En definitiva, es una familia ruidosa y divertida, “explosiva como la nitroglicerina”, por consiguiente “Nitroglicerina” fue su título tentativo. Finalmente quedó como “Planimetría de una familia feliz” y al respecto la escritora señala que utilizó la palabra “planimetría” en el sentido de dibujar la realidad con los instrumentos de la arquitectura y que los capítulos se corresponden con los planos que haría un arquitecto buscando construir la narración como si fuera un edificio.


A través del libro Lia Piano ordenó y rescató con imágenes el pasado familiar. Una historia entrañable, de libertad y llena de magia con un final estruendoso garantizado.

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