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CRƓNICAS

Un paseo por la infancia: una visita a la Casa FernƔndez Blanco

                                

 

 

 

 

 

 

 

 

    

                                                                 

 

 

 

 

 

 

 

La Casa FernĆ”ndez Blanco (Hipolito Yrigoyen 1420, Monserrat, CABA) es una casona imponente y suntuosa, de estilo neorrenacentista, que data de 1860, tiene veintiocho habitaciones (casa chorizo) y se encuentra en restauración.  En esta propiedad vivió Isaac FernĆ”ndez Blanco durante veintiocho aƱos con su familia, quien fue coleccionista de arte hispanoamericano y amante de la mĆŗsica.
Esta casa se constituye hoy como segundo Museo de Arte Hispanoamericano (el primero estĆ” en Suipacha 1422, llamado Palacio Noel y dedicado al arte colonial), aunque otrora aquĆ­ fue la primera sede del museo que lleva su nombre y el primer museo privado que hubo en la ciudad de Buenos Aires.  Esta sede estĆ” destinada a exponer colecciones de artes aplicadas de los siglos XIX y XX.
En cuanto al inmueble en sĆ­, el mismo posee ornamentos vegetales, vitraux, un lujoso mobiliario original y un refinamiento extremo.  Las obras de restauración comenzaron en 2002.  Sus primeras salas de exhibición permanente estĆ”n dedicadas a la colección de muƱecas del perĆ­odo 1870-1940 de Mabel y MarĆ­a Castellano Fotheringham quienes las donaron al museo.
"HabĆ­a una vez...", tal es el nombre de la muestra, nos invita a entrar en un mundo de magia a la manera de un cuento.
Se inicia con fotograrías de niñas con sus muñecas, un gran pesebre (el cual se relaciona con el nacimiento), trajes de bautismo y disfraces antiguos que permiten apreciar la evolución de la moda infantil.
Luego nos vamos adentrando en la colección de muƱecas -ordenada cronológicamente segĆŗn su salida al mercado y que aparece en vitrinas en forma de casitas-.  La muestra consiste en muƱecas confeccionadas con distintos materiales, tĆ­teres, casitas de muƱecas, pequeƱos muebles de estilo como roperitos y sus primorosos ajuares, camitas, muƱequitas maniquĆ­, maquinitas de coser, vajilla fina en miniatura...
Hasta una niƱa prodigio tuvo su muƱeca: hablamos de la muƱeca Shirley Temple.
No faltan los bebƩs de carƔcter con distintas expresiones en sus rostros.
Debido al despertar del interƩs por lo Ʃtnico en aquellos aƱos tambiƩn encontramos una muƱeca negra, una china y otras con diversos trajes regionales.
Podemos observar la curiosa muƱeca de tres caras (esa particularidad se consigue mediante un mecanismo especial), cajitas musicales con muƱecas en su tapa, muƱecas de paƱolency.
Un lugar importante aquí tiene la muñeca Marilú que marcó una época fabricada inicialmente en Alemania y luego en Argentina, que ya era articulada.
Las muƱecas casi en su totalidad son provenientes de Francia y de Alemania.
Hay que tener en cuenta que en esos tiempos las niƱas jugaban a las muƱecas hasta los catorce aƱos, despuĆ©s se casaban.  El juego con muƱecas les servĆ­a de aprendizaje para luego cumplir su función materna.  De ahĆ­ su importancia.
Un paseo colmado de inocencia y fantasĆ­a.

 


Un paseo ideal 

 

 

 

 

 


                           
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tarde de viernes.  Caos vehicular y calles cortadas.
Parece ser un panorama poco ideal para realizar una visita guiada en el centro porteƱo.  Sin embargo, ahĆ­ estĆ”bamos.
Tuvimos el privilegio de conocer la famosa Confitería Ideal que, entre otras cosas, se distingue por ser declarada Bar Notable, Sitio de Interés Turístico y Área de Protección Histórica (lo que implica que no puede modificarse ni demolerse).
Ubicada en Suipacha 384 (y Av. Corrientes), en el barrio de San NicolƔs, fue inaugurada por un espaƱol, un tal FernƔndez, en 1912.
Todos sus elementos provinieron de Europa: el cristal biselado de las vitrinas, las araƱas francesas, los vitrales checoslovacos.  El antiguo ascensor ya no funciona.
La confiterĆ­a supo contar con orquesta de tango y tambiĆ©n con orquesta de seƱoritas (que tocaba a las 17 hs.) en sus aƱos de esplendor.  El palco para la orquesta fue tapado y en su lugar funciona la pista de baile -en su primer piso-.
En la dĆ©cada del '30 estaba abierta las 24 horas.  Elegida por la colectividad inglesa.  Fue la primera en organizar despedidas de solteras los dĆ­as sĆ”bados.
En cuanto al baile, resulta inverosĆ­mil y hasta contrastante que en medio del ajetreado ritmo de la calle Corrientes se halle esta imagen: gente muy bien vestida bailando tango despreocupadamente un viernes desde las dos de la tarde.  Claro que, ya no existe el cabeceo de antaƱo sino que el caballero en cuestión se dirige a la mesa de la mujer que desea invitar a bailar.  Actualmente se dictan clases de tango en el salón.
Como detalles de color podemos aportar que entre quienes hacĆ­an sus pedidos al establecimiento se encontraban los presidentes Hipólito Yrigoyen y Juan Perón.  AdemĆ”s, el local brindó su escenario a Estela Raval y los Cinco Latinos y aquĆ­ se filmaron escenas de la pelĆ­cula "Evita" protagonizada por Madona.
La histórica confitería lleva mÔs de cien años manteniendo su estilo.
Un lugar en donde es posible imaginar guapos, engrupidos, pebetas, asƭ como timbas, malevos y puƱaladas que marcaron una Ʃpoca.
Un lugar en donde es posible envolverse en su magia para escapar de la locura urbana.

 

 

 

Una visita a la Pinacoteca del Ministerio de Educación de la Nación.  Un breve panorama del arte argentino en un recorrido por el Palacio Sarmiento. 

              

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                             

 

 

 

 

 

 

 

 

Imponente, soberbio -a mi juicio uno del los edificios mĆ”s hermosos de Buenos Aires- y próximo a cumplir 120 aƱos de su inauguración, el Palacio Sarmiento (sede del Ministerio de Educación de la Nación ubicado en Pizzurno 935, en el barrio de Recoleta) fue diseƱado por el arquitecto Altgelt (argentino pero formado en Alemania) y tiene un estilo eclĆ©ctico alemĆ”n aunque, por dentro sus instalaciones tienen una construcción mucho mĆ”s simple.  La misma fue desarrollada entre 1886 y 1888.  ReciĆ©n fue inaugurado en 1893.  Declarado en 2006 Monumento Histórico Nacional.  En 1948, conmemorando el 60 aniversario de la muerte de D. Sarmiento, se lo llamó Palacio Sarmiento.

Al principio se lo conocía como Consejo Nacional de Educación, actualmente es Ministerio (aquí también estuvieron por breve tiempo los Tribunales mientras se construía el Palacio de Justicia).

En primer lugar funcionó la Biblioteca de Maestros por iniciativa de Sarmiento siendo uno de sus directores Leopoldo Lugones y en ella podemos encontrar su colección de libros.

El terreno en donde estÔ ubicado fue donado por Petronila Rodríguez, cuyo destino sería una escuela para 700 señoritas; no se llevó a cabo pero finalmente el edificio cumple una función educativa.

TambiƩn el predio de la plaza que estƔ frente al Ministerio, de la Plaza Rodrƭguez PeƱa y de la Iglesia del Carmen, ubicados en las cercanƭas pertenecieron y fueron donados por la misma familia.

En cuanto a la Pinacoteca (colección o galería de pinturas), la misma abarca planta baja, primero y segundo piso y estÔ conformada por mÔs de 330 obras argentinas, provenientes en su mayoría de donaciones del Museo Escolar Fernando Fader y de la Academia Nacional de Bellas Artes.

Se divide en nĆŗcleo histórico (desde principios del siglo XX hasta mediados de los Ā“60), arte contemporĆ”neo y gabinete de estampas.  La sección de nĆŗcleo histórico se desarrolla en PB y 1er. piso.  Entre sus representantes podemos mencionar a Berni, Castagnino, Fader, Quinquela MartĆ­n, SĆ­vori, Soldi y Spilimbergo, entre otros.  En planta baja hay mayormente paisajes de nuestro territorio realizados por pintores acadĆ©micos que experimentaron alrededor del estilo impresionista y post impresionista -el impresionismo se caracteriza por el ensayo con la luz y los paisajes al aire libre-.  Como curiosidad se exhibe una obra del actor Enrique MuiƱo.  El primer piso estĆ” dedicado a las labores desarrolladas en el paĆ­s y nuestros usos y costumbres.  TambiĆ©n hay retratos.  Otro detalle "pintoresco" -valga la redundancia en este contexto- es la exposición de la obra "La traviata", de HĆ©ctor BasaldĆŗa, de la Ć©poca en que fue director de escenografĆ­a del Teatro Colón.

El contenido del segundo piso difiere significativamente de los espacios anteriores pues estĆ” referido a la Naturaleza en relación a la ecologĆ­a, integrado por pinturas y collages contemporĆ”neos, destacĆ”ndose en ellos la flora y fauna autóctonas y diversos temas de actualidad.  No podemos olvidar que la diferencia radica en que cada artista desarrolla su actividad en un determinado momento histórico.  En este sector podemos citar como algunos de los artistas elegidos a Doffo, GarcĆ­a Uriburu, SagastizĆ”bal, Iniesta y Marino Santa MarĆ­a.

Las visitas guiadas al citado edificio son realizadas por la CuradurĆ­a de Arte del organismo.

La difusión patrimonial de la Pinacoteca queda asegurada a través del recorrido en el cual el arte y la educación se dan la mano.

 

 

Paseando por Av. Santa Fe

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aprovechando que la ola de frĆ­o habĆ­a cedido y el clima del mes de julio estaba mĆ”s benĆ©volo participĆ© de una visita guiada organizada por el Ente de Turismo del GCBA.  La misma comprendĆ­a el recorrido por varias cuadras de la Av. Santa Fe.  El punto de encuentro y de partida fue Av. Santa Fe en su intersección con Ayacucho, en el barrio de Recoleta, para conocer galerĆ­as, rincones históricos y el antiguo Teatro Grand Splendid, actual librerĆ­a El Ateneo.
Conocida como "la gran vƭa del norte" y mƔs tarde como "la avenida de la moda", esta avenida fue testigo de todos los cambios sufridos por la ciudad.
En un tiempo se llamó San Gregorio hasta que el presidente Bernardino Rivadavia le dio el nombre de Santa Fe.  Hasta 1822 fue camino de tierra y se consideraba perteneciente a las afueras de Buenos Aires. A mediados del siglo XIX se convirtió en zona de quintas y ya para fines del siglo XIX y principios del XX tuvo palacios y mansiones.  No se privó de teatros y cafĆ©s.
Hoy es una avenida comercial.
Supo tener doble mano en sus comienzos, luego una sola para el centro y desde hace pocos aƱos tiene doble mano nuevamente.
Comenzando por el Teatro Grand Splendid ubicado en Av. Santa FE 1860, este se construyó desde 1917 hasta 1919 y tuvo una mezcla de estilos, una arquitectura eclĆ©ctica.  AquĆ­ cantó Gardel y dice una leyenda que tambiĆ©n aquĆ­ le enseƱaron a expandir la voz.  En este teatro se estrenó la primera pelĆ­cula de cine muda y asimismo la primera pelĆ­cula hablada.  Fue teatro y cine hasta los Ā“90.  Actualmente es de propiedad de la firma Yenny El Ateneo.  Se conserva la estructura original, tanto el foyer, los palcos, las plateas, el escenario que posee un bar y la cĆŗpula con pinturas que representan la paz.
El Ateneo nació en H. Yrigoyen al 600 editando libros a los españoles que no podían hacerlo en su país debido a la Guerra Civil Española.
De las diez librerĆ­as mĆ”s destacadas del mundo ocupa el segundo lugar (el primero lo ocupa una holandesa) -segĆŗn el ranking publicado en 2008 por el periódico britĆ”nico The Guardian-, aquĆ­ pueden encontrarse libros de los mĆ”s diversos temas.  Es una librerĆ­a donde la lectura tiene templo propio.
En el período 1969-70 en el Ateneo se realizó "la primavera de las letras" colaborando al surgimiento de la Feria del Libro mÔs tarde.
En este Ɣmbito en ocasiones se realizan conciertos por lo que su objetivo inicial no se ha perdido del todo.
Continuando el recorrido, todavía sigue vigente en Av. Santa Fe y Av. Callao la empresa funeraria LÔzaro Costa, de 1859-60 que comenzó con carruajes tirados a caballo.
A su vez, tambiƩn en Av. Santa Fe y Av. Callao se encontraba el Petit CafƩ, que hoy ya no existe, adonde iban los "petiteros" -gente que se consideraba a sƭ misma de mƔs nivel que los tangueros-.
No podemos dejar de destacar un edificio: el del 1678 de la Av. Santa Fe, adonde se encuentra una placa recordatoria, pues aquí vivió hasta su muerte el Dr. Raúl Alfonsín, ex presidente de la nación y el primero desde el retorno a la democracia.
Si bien el nacimiento de los shoppings fue en detrimento de la concurrencia a las galerías no ocurrió así con las de Santa Fe pues siguen teniendo público y esplendor.
Puede visitarse la Galerƭa Bond Street, tambiƩn al 1600 de la avenida, que se especializa en piercings y tatuajes.
Y vale la pena descubrir las GalerĆ­as Santa Fe, al 1660 de Santa Fe, en donde se unen el comercio y el arte, intervinieron siete pintores en la misma.  Este espacio de compras y arte es de 1953 (la mĆ”s importante en su Ć©poca), tiene pinturas hasta en los locales -intocables por reglamento- y techos con frescos pintados por distinguidos artistas plĆ”sticos.  Recomiendo observar la cĆŗpula pintada por Soldi, un espiral que representa a mujeres ejerciendo distintas profesiones, estĆ” dedicada a la convivencia entre el comercio y el arte.  TambiĆ©n hay una obra muy particular en una de sus entradas, las rejas forjadas de la escultora NoemĆ­ Gerstein en homenaje a los obreros que construyeron la galerĆ­a, representando todos los oficios que participaron en ello.
En esta galerĆ­a cuando se desocupa un local se da lugar a algĆŗn artista plĆ”stico para que exponga allĆ­ sus obras por un tiempo.  Este centro dedicado al arte tambiĆ©n forma parte de las Gallery Nights.
GalerĆ­as Santa Fe cuentan con dos accesos: uno por Av. Santa Fe y otro por M.T. Alvear.
Sobre Santa Fe y Montevideo podemos encontrar una de las escuelas primarias mÔs antiguas del país, es de 1885 y se llama Dr. Onésimo Leguizamon, quien fuera fundador del diario La Razón.
Una mención especial se merece el Teatro Versalles, que se encontraba al 1400 de la avenida, hoy local de indumentaria masculina que al igual que la librería El Ateneo, conserva su estructura primitiva.
Al 1300 de la avenida estÔ la Iglesia San NicolÔs de Bari, tiene la misma advocación que la que se encontraba en la Plaza de la República que fue derribada para dar lugar al emplazamiento del Obelisco.
Por Ćŗltimo, finalizando el recorrido, conocimos la Casa del Teatro, al 1200 de Santa Fe, que hospeda a actores ancianos o enfermos sin medios económicos.  Fue fundada por Regina Paccini de Alvear, en su honor el teatro que estĆ” en el mismo edificio se llama Teatro Regina.  TambiĆ©n tiene un museo dedicado a temas teatrales.  En su cĆŗpula es posible contemplar las caras de la comedia y de la tragedia.
No podemos olvidad que en la otrora glamorosa Avenida Santa Fe -aunque en estos tiempos estÔ volviendo a serlo- se realizaban los desfiles del Día de la Primavera con elección de la reina.
Definitivamente, a pesar de ciertos cambios, la Avenida Santa Fe aĆŗn mantiene su magia.
 

 

De las tardes del Molino a las noches de los Angelitos.  Antiguos bares de Buenos Aires

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

Es sabido que los cafƩs de Buenos Aires guardan historias y cultivan un hƔbito porteƱo.
Tomarse un café es una tradición heredada originalmente de España y se convirtió en una vieja costumbre de Buenos Aires.
Podemos decir que son imitación en su estilo de los cafĆ©s parisinos.  Un ejemplo de ello es el CafĆ© Tortoni, el cual es el mĆ”s antiguo que permanece en pie.  Aunque el primer cafĆ© de la ciudad, el mĆ”s ilustre fue el "CafĆ© de Marco", ubicado en la actual calle BolĆ­var y donde se gestó en parte la Revolución de Mayo de 1810.  El dueƱo fue el espaƱol Pedro Marco.
Recién a finales del siglo XIX con la gran inmigración y Buenos Aires convertida en una capital mundana comenzó a incrementarse considerablemente la cantidad de cafés.
Los cafĆ©s tĆ­picamente porteƱos se parecĆ­an a pulperĆ­as, con venta de artĆ­culos varios y mesas para tomar cafĆ© y otras bebidas, eran lugares de paso para quienes trabajaban en el traslado de mercaderĆ­as, tomando algo antes de seguir viaje.  En ellos se escuchaba mĆŗsica folklórica, ya que el tango reciĆ©n apareció en la dĆ©cada del Ā“30 en los salones de reunión, mĆ”s tarde llegó a los cafĆ©s.
Ya sean míticos, emblemÔticos, tradicionales, viejos o modestos, fueron inspiradores de la literatura y la música local.
Por ello, esta crónica acerca de una visita guiada para conocer antiguos bares de Bs. As.
El recorrido de la visita organizada por el Ente de Turismo del GCBA tuvo como punto de encuentro y de partida a la ConfiterĆ­a LĀ“Aiglon, fundada en 1927, ubicada en BartolomĆ© Mitre y Callao (Balvanera).  Fue declarada sitio de interĆ©s cultural por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Bs. As. en 2007, pero... paradójicamente el edificio estĆ” ofrecido para alquiler.  Debió su nombre al hijo de Napoleón, Napoleón 2do.; a su padre lo llamaban "el Ć”guila", por lo tanto Ć©l era "el aguilucho", de ahĆ­ LĀ“Aiglon (aguilucho en francĆ©s).  TenĆ­a la particularidad de poseer palco para la orquesta con el fin de no ocupar lugar en el salón quedando disponible para el pĆŗblico.  Supo ser centro de reunión de poetas y cantores de los Ā“50 y Ā“60.
Otro lugar importante fue la ConfiterĆ­a Del Molino, ubicado en Av. Callao y Av. Rivadavia, hoy estĆ” cerrado y deteriorado.  Vayamos a su historia: en 1848 los reposteros Rossi y Brenna compraron la ConfiterĆ­a del Centro, en la esquina que hoy es de RodrĆ­guez PeƱa y Rivadavia.  Cerca estaba el molino Lorea, el primer harinero de Buenos Aires, llamĆ”ndola Antigua ConfiterĆ­a del Molino.  En 1904 Brenna hijo adquirió la esquina de Callao y Rivadavia y allĆ­ se mudó la confiterĆ­a.  MĆ”s tarde compró terrenos linderos de Callao y Rivadavia y le encargó al arquitecto Gianotti (quien construyó la GalerĆ­a Guemes) la construcción por partes del lujoso edificio que uniera todas las propiedades sin interrumpir la atención de los clientes.  En 1910 se remodeló la Plaza Congreso con estilo afrancesado para el Centenario de la Patria y el 9 de julio de 1916 en conmemoración al Centenario de la Independencia se inauguró la confiterĆ­a justo frente a la plaza (y la Av. Callao aĆŗn era de tierra).  Su clientela provenĆ­a mayormente del Congreso y por allĆ­ pasaron Palacios, Yrigoyen, Eva Perón, entre otros y vivió el nacimiento en sus instalaciones de un desaparecido partido polĆ­tico.
Constaba de seis pisos y tres subsuelos con materiales traĆ­dos de Italia.  Compuesta por confiterĆ­a, salón de fiestas, cocina, planta de elaboración de todos los productos que allĆ­ se consumĆ­an (como ejemplo, su mĆ­tico pan dulce), bodegas, fĆ”brica de hielo, depósito y taller mecĆ”nico.  TambiĆ©n oficinas administrativas y viviendas.  El edificio sigue perteneciendo a los descendientes de Brenna, aunque con los aƱos la confiterĆ­a cambió varias veces de dueƱo, en los Ā“70 fue llevada a la quiebra.
El edificio estÔ considerado por la UNESCO Patrimonio Art Nouveau Internacional y en 1997, año de su cierre fue declarado Monumento Histórico Nacional...
En cuanto al CafĆ© de los Angelitos, actualmente en funcionamiento, es de 1890, tambiĆ©n declarado sitio de interĆ©s cultural y ubicado en Av. Rivadavia y Rincón, tiene algunos cambios respecto al original.  Al mismo concurrĆ­a Gardel, quien vivió muy cerca, en Rincón 137, por un tiempo con su madre.  TambiĆ©n pasaron por allĆ­ Parravicini, Justo, Palacios y JosĆ© Ingenieros entre otras personalidades destacadas y celebró encuentros de poetas y periodistas.  Fue uno de los primeros bares en tener payadores, mencionados junto al zorzal criollo en la canción "CafĆ© de los Angelitos" de Castillo y Razzano.  Debe su nombre al comentario de un comisario de la zona, quien decĆ­a que el lugar era frecuentado por "angelitos" (delincuentes).  El bar estaba abierto las 24 horas, usaba el sistema de fiado y podĆ­a entrar en Ć©l cualquier persona (sin derecho de admisión).  Por iniciativa del Museo de la Ciudad en conjunto con la Asociación Amigos del CafĆ© de los Angelitos, en 2002 se colocaron 350 fotos de personalidades de la cultura, la polĆ­tica, el arte y el deporte que lo frecuentaron.  En la dĆ©cada del Ā“90 cerró sus instalaciones.  MĆ”s tarde reabrió, pero el diseƱo dista mucho del original.  Sólo permanece su nombre, el palco para la orquesta y quizĆ”s aĆŗn estĆ©n revoloteando sus Ć”ngeles.
Hay que utilizar la imaginación para recuperar la memoria de una ciudad que ya no es... 

 


Una visita guiada por el Cementerio de la Recoleta, "Ciudad de Ɓngeles"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aprovechando las cĆ”lidas tardes veraniegas decidĆ­ participar de una visita guiada al citado cementerio organizada por guĆ­as propios del lugar. Un cementerio que tiene la particularidad de ser el primero de carĆ”cter pĆŗblico que se abrió en la ciudad de Buenos Aires, en noviembre de 1822, en el terreno de la Orden de los Frailes Recoletos (sitio que fue su huerto). En sus comienzos la gente se resistĆ­a a enterrar a sus seres queridos en el cementerio, pues en aquel entonces se enterraba en las iglesias.  Abarca aproximadamente seis hectĆ”reas de superficie, estĆ” totalmente construĆ­do, no posee tierra libre y estĆ” conformado por propiedades privadas.  Es un cementerio laico.  En Ć©l se refleja la significación de la muerte para la sociedad que le dio origen, cuya preocupación era la salvación espiritual y el entierro de los restos en un camposanto (ademĆ”s, la expectativa de vida en ese momento era de 30 aƱos). CorrĆ­a la era del romanticismo (movimiento literario y artĆ­stico de comienzos del siglo XIX) en la cual se buscaba conmover para despertar la afectividad -a diferencia de la sociedad contemporĆ”nea que pretende hacer desaparecer el tema de la muerte y genera cementerios acordes que evocan a la vida, como por ejemplo con sus instalaciones llenas de vegetación-.  Este concepto se puede comprobar al observar las lĆ”pidas, muchas de ellas realizadas por escultores italianos contratados por las familias patricias (las que generaron los hechos fundamentales de la patria) que tenĆ­an gran poder adquisitivo. Hay construcciones de distintos formatos como bóvedas, monumentos, sobrecriptas, sarcófagos, monolitos, obeliscos y mausoleos (bóvedas de construcción imponente), entre otras.  Los modelos fueron copiados de Roma, Grecia y Egipto.Asimismo, el cementerio cuenta con 83 bóvedas que son monumento histórico nacional.  Recomiendo observar el Panteón de Ciudadanos Meritorios (aquellos que hicieron algo relevante por el paĆ­s).  Si utilizamos la intuición podemos conocer el significado de algunos diseƱos que se repiten en el solar, como el reloj de arena, que representa el tiempo de vida, las alas dan idea de eternidad, la antorcha encendida que apunta hacia abajo habla del inframundo, las flores de amapola (tambiĆ©n llamada adormidera y que da origen al opio el cual provoca somnolencia): reflejan el sueƱo eterno. Otro diseƱo muy interesante es la serpiente que se come su propia cola, no muere nunca, es algo que siempre continĆŗa.  La masonerĆ­a tambiĆ©n tenĆ­a su recurso para indicar que la lĆ”pida pertenececĆ­a a un masón: la cruz con el brazo horizontal inclinado. Son recursos estĆ©ticos que forman parte del lenguaje simbólico.Para los que disfrutan las leyendas de fantasmas, aquĆ­ se encuentra enterrada Rufina Cambaceres, se cree que fue enterrada viva en un estado de catalepsia debido a una historia familiar extraƱa; da lugar a imaginar espĆ­ritus deambulando en las noches por el cementerio. Otra histroria trĆ”gica para relatar es la de Felicitas de Alzaga, sepultada aquĆ­ en la bóveda familiar.  Ella era viuda, joven, rica y hermosa por lo que tenĆ­a muchos pretendientes que se la disputaban, pero un de ellos, celoso, la mató en un confuso episodio. Entre las personalidades ilustres que descansan aquĆ­ mencionaremos a Sarmiento, Saavedra, C. Pellegrini, J.M. de Rosas, Leloir, la familia Alvear, Eva Perón y AlfonsĆ­n.  En cuanto a escritores, estĆ”n los restos de Bioy Casares y de la familia de Borges entre muchas otras figuras de significación.  Si bien la muerte no es un tema divertido podemos tomar la visita al cementerio como un paseo o recorrido por nuestra historia, pues en Ć©l hay guardada memoria de la repĆŗblica.

 

 

Una plaza, mucha historia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tantas veces pasamos por la Plaza Lavalle para ir al centro y sin embargo no reparamos en todas las atracciones que tiene y tampoco en los sitios particulares que la rodean.  Esta plaza, ubicada en el barrio de San NicolĆ”s, lleva su nombre, desde 1878, en honor al General Juan Lavalle (quien estuvo a las órdenes del General San MartĆ­n y tuvo una muerte extraƱa sobre la que existen diferentes versiones).  En realidad la plaza estĆ” a su vez dividida en tres.  Antiguamente era conocida como los "Huecos de Zamudio", pues el terreno pertenecĆ­a a la citada familia.  Por el mismo pasaba el Arroyo del Medio.  Luego fue parque de artillerĆ­a y proveĆ­a al ejĆ©rcito nacional de armamento. TambiĆ©n en este terreno hubo un bello palacio en el medio del mismo: paradójicamente era el Palacio Dorrego Miró (teniendo en cuenta la enemistad entre Lavalle y Dorrego, el Ćŗltimo fusilado por órdenes de Lavalle), que en algĆŗn momento fue demolido.  Debido a aquel odio -dice una leyenda- el monumento a Lavalle fue erigido en la plaza a muchos metros de altura para que no fuera visto desde la residencia de los Dorrego.  Asimismo, funcionó en este predio el primer parque de diversiones de Buenos Aires el cual contaba con circos (en donde actuó Frank Brown), juegos y estacionamiento para carretas.  La primer calesita de Buenos Aires, tirada a caballo y de origen alemĆ”n tambiĆ©n estuvo aquĆ­.  El teatro argentino nació en los circos, de donde provino JosĆ© PodestĆ”, por tal motivo se encuentra en la plaza un busto del actor en su representación mĆ”s importante: Juan Moreira.  AdemĆ”s, podemos observar el Monumento al FĆŗtbol (muy cerca se encuentra la Asociación de FĆŗtbol Argentino).  En otro lugar de la misma, se rinde homenaje a travĆ©s de una escultura a dos de los bailarines del Teatro Colón integrantes de la compaƱƭa que murieron en un trĆ”gico accidente aĆ©reo en 1971.  Los mĆŗsicos de la orquesta del Colón tambiĆ©n tienen un espacio reconocible con una obra muy singular que asemeja atriles pero que en lugar de partituras tienen pasto sembrado.  No podemos dejar de mencionar al Histórico Ceibo de Jujuy plantado por Torcuato de Alvear en 1878 que aĆŗn se preserva en la plaza, siendo su flor la "flor nacional argentina".  El partido radical tambiĆ©n surge en este sitio, de una lucha armada contra el presidente JuĆ”rez Celman (revolución armada de 1890), con Leandro Alem a la cabeza.  El armamento se tomó de allĆ­ cuando fue parque de armas y por ello la revolución sucedió en esta plaza.  Un detalle de color: las boinas blancas nacieron para diferenciarse del ejĆ©rcito nacional.  El recorrido de la primera locomotora, La PorteƱa, se iniciaba en este espacio, saliendo desde donde actualmente estĆ” ubicado el Teatro Colón y llegaba hasta Floresta.  La mencionada locomotora hoy se encuentra en el Museo de LujĆ”n y estĆ” restaurada.  Rodeando la plaza podemos ver: el Palacio de Justicia (construido desde 1905 por el arquitecto francĆ©s Maillard, cuya obra culminó en 1942), el Teatro Colón (el cual antes de tener la actual ubicación estaba en Plaza de Mayo, construido por tres arquitectos: Tamburini, Meano y Dormal sucesivamente, de ahĆ­ su mezcla de estilos, remodelado en 2012, aƱo en el cual tambiĆ©n se construyó frente a Ć©l la actual Plaza del Vaticano, antes Pasaje Toscanini, hoy plaza seca en donde se realizan espectĆ”culos), el Conventillo de las Artes (sobre la calle Libertad, fue un sitio de actividad jurĆ­dica y luego se convirtió en un centro de estudio y exposición de diversas artes), el Instituto Libre de Segunda EnseƱanza (colegio secundario privado, dependiente de la UBA que fue un desprendimiento del Colegio Nacional Buenos Aires y cuenta con los mismos programas) y la Escuela Presidente Roca (de 1905, escuela primaria, una de las mĆ”s antiguas de la ciudad, con estilo de templo griego) entre otras construcciones. Es una imperdible visita para recordar y aprender sobre nuestro pasado, evocando atributos porteƱos caracterĆ­sticos como los teatros, la arquitectura y la historia.

 

 

 

 

Quien quiera oĆ­r que oiga

 


 




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un aƱo mƔs se repite el ritual.
Como cada noviembre, desde hace seis aƱos, participĆ© de una fiesta de la cultura porteƱa: La Noche de los Museos (la cual ya va por su dĆ©cima edición, nació en  BerlĆ­n en 1997 y se realiza en mĆ”s de 120 ciudades del mundo).
En esta oportunidad el lugar elegido fue el Museo del AudĆ­fono, ubicado en  Tte. Gral. Perón 1647 CABA, integrante de la Red de Museos de Buenos Aires, primero y Ćŗnico en su tipo en Argentina y LatinoamĆ©rica.
Creado en el aƱo 2000, es un museo pequeƱo y curioso dedicado a exhibir y difundir todo lo concerniente a elementos de audiologƭa desde 1910 a la actualidad.
Si bien el local es de dimensiones reducidas, alberga 400 piezas sobre la materia, entre ellas audĆ­fonos, algunos muy antiguos y complicados en su manejo y traslado por los cables y adminĆ­culos que comprendĆ­an (los audĆ­fonos son aparatos que reciben las ondas sonoras y las amplĆ­an para hacer el sonido mĆ”s perceptible y que pueden graduarse para producir mayor o menor intensidad, permitiendo a las personas con problemas auditivos actuar en sociedad con menos inconvenientes).  TambiĆ©n se presentan audiómetros (equipos utilizados para medir la calidad de audición de la gente), asombrosas cornetas de tiempos lejanos, audigafas (que cumplĆ­an doble función, audĆ­fono y anteojos, usados por practicidad y por cuestiones de coqueterĆ­a ya que disimulaban los audĆ­fonos en las patillas) y muchĆ­simas fotografĆ­as con modelos de instrumentos de diversas Ć©pocas.
Haciendo referencia al tĆ­tulo de esta crónica, debemos aclarar que el ser humano siempre ha aplicado su ingenio para oĆ­r mejor, ya sea colocando una mano detrĆ”s de la oreja y empujĆ”ndola levemente hacia adelante aumentando el Ć”rea del pabellón, pues asĆ­ lo hacĆ­a el hombre primitivo, sustituyendo luego ese mĆ©todo por cuernos secos y ahuecados o por hojas de plantas tropicales para oĆ­r sonidos alejados.  Luego aparecieron las "cornetas auditivas" (que conducĆ­an mejor el sonido hasta el oĆ­do ya que evitaban su dispersión), mĆ”s tarde los "tubos para hablar" que perfeccionaban la prĆ”ctica anterior.  Otro sistema fue el "fonĆ­fero" que era un bastón metĆ”lico que conducĆ­a vibraciones desde la laringe del locutor hasta la cara del oyente.
Pero ya en la era electroacĆŗstica (segunda mitad del siglo XIX), cuando los pioneros dieron sus primeros pasos en esta industria, fueron surgiendo los audĆ­fonos (tambiĆ©n llamados "audioprótesis").  Los audĆ­fonos han ido evolucionando y se fabrican cada vez mĆ”s minĆŗsculos con el objeto de disimular o embellecer su presencia y con mayor eficiencia que antigüedad.
Volviendo al museo, el establecimiento ademÔs se dedica a la venta y reparación de audífonos ya que cuenta con taller propio.
Una verdadera joya histórica en pleno barrio de San NicolÔs.

 

 

Desde el aire

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Si bien he redactado muchas crónicas acerca de lugares pintorescos de nuestra ciudad, en esta hay una diferencia que es notable: las imÔgenes descriptas no lo son desde la tierra sino desde el aire.
Es a travĆ©s del programa Miradores de Buenos Aires que se realizan visitas guiadas a puntos estratĆ©gicos desde donde pueden observarse sitios significativos de Buenos Aires (depende de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico que a su vez depende del Ministerio de Cultura del GCBA).  Lugares que a diario no miramos y que, sin embargo, vale la pena detenerse para hacerlo, pues hay mucho por descubrir en la gran metrópoli sudamericana.
Uno de los miradores se encuentra en el Hotel Panamericano (Carlos Pellegrini 551, San NicolĆ”s), en su piso 23, que es un solarium con pileta de natación y spa.  Por su ubicación ofrece una visita privilegiada desde sus amplĆ­simos ventanales que permiten apreciar los cuatro puntos cardinales, por ende, construcciones y edificios de relevancia de distintos estilos, Ć©pocas y barrios.
Se toma como eje a la Av. 9 de Julio, primero en dirección sur y luego al norte.
Entre los sitios emblemÔticos podemos mencionar, hacia el sur: el Obelisco, que por la cercanía produce la impresión de que se lo puede tocar.
El Obelisco es un tipo de monumento egipcio que simboliza un rayo de sol, tambiĆ©n por excelencia el icono mĆ”ximo de la porteƱidad.  Emplazado en la Plaza de la RepĆŗblica -valga la redundancia-, es el lugar de reunión elegido tanto para festejos deportivos como electorales y demĆ”s manifestaciones.
Construido en 1936 tuvo sus detractores cuando fue inaugurado pero hoy es tan propio que -como ocurre con el dulce de leche, el colectivo o la birome- no nos imaginarĆ­amos que no estuviese allĆ­.  Lo construyó el arquitecto Prebisch para conmemorar los cuatrocientos aƱos de la fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza.  En su ubicación estaba la Iglesia de San NicolĆ”s (que dio el nombre al barrio)  en cuya torre flameó por primera vez la bandera argentina.  La iglesia fue demolida para ensanchar la Av. 9 de Julio (dicen "la mĆ”s ancha del mundo"), actualmente se encuentra en Av. Santa Fe al 1300, Recoleta.
No puede faltar en el detalle la tradicional avenida que nos identifica, llamada alguna vez "la calle que nunca duerme": Corrientes, calle angosta hasta 1936, la cual cambió de mano sólo un dĆ­a, el del traslado de los restos de Gardel desde su velatorio en el Luna Park hacia el Cementerio de  Chacarita.
También se ven la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación (único edificio en la Av. 9 de Julio que tiene dirección; con sus veintidós pisos es uno de los grandes rascacielos de la ciudad y allí se realizó la primera transmisión televisiva del país), el Palacio Barolo, el Edificio La Inmobiliaria, la Torre Espacial del Parque de la Ciudad, la Basílica Santa Rosa de Lima y la cúpula mÔs grande del país: la del Congreso Nacional, por citar unos pocos.
Hacia el norte se destacan: el Teatro Colón, el Edificio Le Parc, la Embajada de Francia, el Hotel Four Seasons, el Edificio Prourban (conocido como "el rulero"), el Edificio de la CancillerĆ­a, la Torre Pirelli (con helipuerto), el Edificio Kavanagh (el cual fue uno de los mĆ”s altos cuando se inauguró y el primero con aire acondicionado central), y el Edificio Alas, entre otros.  Como telón de fondo se encuentra, a lo lejos, el RĆ­o de la Plata.
Se divisan los barrios de Montserrat, La Boca, Constitución, Balvanera, San NicolÔs, Palermo, Retiro y una pizca del Gran Buenos Aires.
Asimismo, otros miradores forman parte del programa como la Galería Güemes, el Edificio del Automóvil Club Argentino y la Basílica de Santa Rosa de Lima.
Una experiencia inusual y formidable para valorizar desde las alturas el patrimonio arquitectónico, histórico y cultural de la Reina del Plata.

 

Un museo con Ɣngel

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Existen lugares en Buenos Aires que son mÔgicos. La Botica del Ángel, sin dudas, es uno de ellos.Creado por Eduardo Bergara Leumann, el museo, armado escenogrÔficamente, es singular, pintoresco, laberíntico y festivo. EstÔ situado en Luis SÔenz Peña 541, en el barrio de Monserrat (el primer barrio que tuvo la ciudad).Bajo el lema "Usted encontrarÔ de todo como en botica", nació su primera sede, en Lima 670 (en 1966), con la idea de ser una sastrería teatral, la cual se fue convirtiendo en café concert debido a que los artistas que se probaban la ropa improvisaban en su gigantesca tarima. También comenzaron a venderse allí antigüedades y curiosidades. En esa sede inicial debutaron artistas de la talla de Susana Rinaldi, Marikena Monti, Nacha Guevara y Leonardo Favio, entre otros. Borges, SÔbato y Mujica LÔinez se contaron entre sus concurrentes. Fue centro de reunión de personajes de las letras, el espectÔculo y las artes plÔsticas. Cerró sus puertas en el '73.

Veinticinco años después, se inauguró la segunda sede con la ubicación actual pero ya con el propósito de museo.
El edificio, inicialmente construido para una iglesia, estĆ” a cargo (desde la muerte de Bergara Leumann en 2008) de la Universidad del Salvador, quien conserva su obra.
Hay un constante homenaje a escritores, a científicos e investigadores, a los músicos, al tango, al folklore, a la radio, a la televisión, al cine, al teatro, al circo, al deporte, a los pueblos originarios... en fin, diversas disciplinas y figuras de nuestro país y algunas del exterior tienen su espacio.
Aquí, detrÔs de cada puerta que se abre, estalla el color, la música, la ilusión y la sorpresa. Infinidad de objetos, fotos, collages, trajes, pinturas de reconocidos artistas plÔsticos como Soldi y Berni, esculturas y muchos, muchísimos angelitos: cada uno esconde un relato que merece ser contado y difundido.
Varios de los decorados de la propiedad (puertas, balcones, mansardas) se obtuvieron en demoliciones y algunos formaron parte de las casas de personalidades de la cultura.
No queda ningún rincón sin decorar, ”hasta sus baños fueron diseñados por Raúl Soldi!
Sus múltiples escaleras quizÔs traten de acercarnos al cielo y a los Ôngeles...
El Museo fue declarado de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Nación y Bien Integrante del Patrimonio Cultural por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Al salir de la Botica no sabremos si las imĆ”genes las soƱamos o fueron reales.  Es un sitio muy particular y divertido como seguramente lo fue el mismo Bergara Leumann.

 

 

 

Arte en las calles porteƱas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde hace algunos aƱos podemos sorprendernos y disfrutar de pintadas muy originales y murales multicolores que adornan nuestras veredas.
Dado el interés que provoca el fenómeno, una empresa que nació en 2008 -Graffitimundo- realiza tours a distintas zonas de Buenos Aires que poseen graffitis.
El recorrido para residentes (en espaƱol) abarca Colegiales y Palermo.  Comienza en Cramer y Matienzo y culmina en la primera galerĆ­a de arte urbano del paĆ­s, Hollywood in Cambodgia, ubicada en Thames 1885 (y Nicaragua, dentro del bar Post Street).  Asimismo hay otros circuitos.

Esta organización ademÔs de excursiones de difusión estÔ finalizando un libro y un documental y planifica talleres dictados por los artistas.
En cuanto a la historia del arte callejero, tuvo sus inicios en la dĆ©cada el '70 en Nueva York, aunque en la prehistoria se encontraban expresiones de este tipo en las Cuevas de Altamira y las paredes de Pompeya en Roma, la ciudad sepultada luego de la erupción del volcĆ”n Vesubio.  En el Ć”mbito local, fue influido por el muralismo mexicano.  AquĆ­ llegó en los '80 y explotó en los '90 pero detonó realmente en el 2001 en el contexto del "que se vayan todos", cuando la gente necesitaba expresarse en el espacio pĆŗblico, aunque siempre se encontraban mensajes personales y propagandas polĆ­ticas en las calles.
A diferencia de otras partes del mundo, en Argentina hay libertad para pintar paredes -previo consentimiento del dueño- y los artistas pueden ser contactados porque dejan algún dato suyo en cada una de sus obras, lo cual causa gran asombro en los turistas extranjeros.

Esta actividad tambiƩn es enriquecida por la variedad de disciplinas que participan en ella, sorteando la falta de recursos que aguza el ingenio para inventar nuevas tƩcnicas.

El artista mĆ”s popular mundialmente es el britĆ”nico Bansky, un personaje misterioso a quien nadie le conoce el rostro.  En cuanto a los nacionales, son conocidos Jaz, Gualicho y  como exponentes femeninos: Pum Pum y Cuore, por citar algunos referentes.

Hay que hacer notar la diferencia entre graffiti (todo lo que estĆ” escrito en las paredes) y arte urbano (los murales y el stencil -en donde la pintura se adhiere en lugares fuera de la plantilla). Los graffiteros tienen códigos de respeto entre ellos: ninguno pinta sobre la obra de otro. Si bien el auge de este arte ocurre en todo el planeta, en Buenos Aires se consolida gracias a las muestras, concursos y la "permisividad" de las autoridades. En pocas palabras: es arte para todos. Es posible conocer una cara distinta de la ciudad y empaparse de belleza. Una frase de la graffitera Cuore condensa perfectamente la esencia de tanto arte en nuestras calles: "ingobernables son el corazón que siente, la mente que piensa, las manos que hacen".

 

Una manzana particular

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dos de los sitios mƔs significativos de Avenida de Mayo son la Casa de la Cultura y el Palacio de la Jefatura del Gobierno de la Ciudad.

La Casa de la Cultura, Av. de Mayo 575-BolĆ­var 1, fue construida por los arquitectos Agote y Gainza (1898).  Nació como sede del diario La Prensa.  Es Monumento Histórico Nacional (se vendió en 1993).  El proyecto fue realizado en ParĆ­s y pertenece al estilo academicista francĆ©s.

En cuanto al diario, fundado en octubre de 1869 por el Dr. JosĆ© C. Paz, tenĆ­a como estatuto la Ć©tica periodĆ­stica.  El edificio se construyó especialmente para el diario -en su Ć©poca de apogeo, pues era el tercero mĆ”s importante del mundo-, luego vino su declinación y trasladó sus instalaciones.  La Prensa todavĆ­a existe pero con una tirada mucho menor.

Contaba con ascensor (fue el primero de la ciudad, traĆ­do de E.E.U.U.), telĆ©grafo y caƱerĆ­as para distribuir correspondencia conectado con el Correo Central y asĆ­ tener las noticias rĆ”pidamente. AdemĆ”s, una biblioteca de mĆ”s de 80000 volĆŗmenes a la que aĆŗn se puede concurrir, consultorio mĆ©dico y odontológico, estudio jurĆ­dico y escuela de mĆŗsica abiertos a sus empleados y a la comunidad en general.  Por si fuera poco, tuvo departamentos para visitantes ilustres y GiĆ”como Puccini se albergó en uno de ellos.

En la vereda de La Prensa se colocaban pizarras con las Ćŗltimas noticias para mantener informados a los que pasaban por allĆ­. Los sucesos destacados del momento se publicaban en sus vidrieras y eran anunciados por una farola enorme con figura femenina (icono de la ciudad) y por una sirena.

Merece un comentario aparte su Salón Dorado.  Inspirado en el Palacio de Versalles, representa un templo laico consagrado a la igualdad del hombre a travĆ©s del saber y las artes de la paz.  Posee un bajorrelieve en el balcón de la orquesta con un escudo en el que se lee la letra "P", de palabra, de paz, de prensa, de periodismo, de progreso...  Este mismo salón fue utilizado para brindar conferencias y conciertos, en Ć©l se podĆ­a escuchar a los mĆ”s altos exponentes de la cultura y el arte de la Ć©poca.  Declarado Monumento Histórico Nacional en 1995.

El edificio conserva la entrada para carruajes. Es posible cruzarse con intervenciones artísticas que le aportan un toque contemporÔneo al inmueble contrastando con su antigüedad, pinturas de reconocidos artistas plÔsticos, balcones y pisos decorados y fabulosos patios que dejan pasar la luz. También hay actividades culturales y muestras en el subsuelo (antes era el taller de impresión).

Referente al Palacio de la Jefatura del GCBA, Av. de Mayo 525-BolĆ­var 1, diseƱado por el arquitecto Buschiazzo (1891), fue sede del Ejecutivo del Gob. de la Ciudad.  Se levantó sobre terrenos obsequiados al Gral. San MartĆ­n por sus victorias en las batallas de Chacabuco y MaipĆŗ. Actualmente los dos edificios estĆ”n unificados y forman parte del patrimonio del GCBA.

En el primer piso se en encuentra el Pasaje Ana DĆ­az que comunica el edificio del diario con el Palacio de Gobierno de la Ciudad, tambiĆ©n cumple la función de espacio para exposiciones. Hay un sector dedicado a todos los barrios porteƱos en el que se exhiben sus escudos.  Y por supuesto, no faltan el escudo original y el actual de Buenos Aires.  Pueden observarse pinturas cuyo tema central es la fundación de la ciudad. Se realizan visitas guiadas los fines de semana para conocer ambos lugares y su historia, comienzan el recorrido en BolĆ­var 1.

Hoy la farola y la sirena duermen una siesta..., sin embargo, este rincón tiene algo particular, es el testimonio de una era de esplendor que vale la pena conocer por su elegancia y suntuosidad.

 

 

Un recorrido por el Paseo de la Historieta y el Museo del Humor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dijo Charles Chaplin: "un dĆ­a sin reĆ­r es un dĆ­a perdido".  Entonces, siempre es el momento oportuno para conocer y recorrer el Paseo de la Historieta que comienza en el barrio de San Telmo y culmina en el Museo del Humor (en Puerto Madero). Pero..., en primer lugar convendrĆ­a definir a la historieta.  En algĆŗn tiempo considerada un gĆ©nero menor, hoy es vista como un "medio de expresión artĆ­stico" y hasta la reconocen como una "corriente literaria" y la reivindican como el "noveno arte". AdemĆ”s, la historieta argentina en particular, funciona como un espacio desde donde mostrar la realidad local con sus problemas a travĆ©s del humor y que hace pensar al pĆŗblico que se identifica con Ć©l; es testigo de su tiempo. Podemos encontrar algunos de los mĆ­ticos personajes del "chiste dibujado" empezando por Chile y Defensa, adonde estĆ” emplazada la escultura de Mafalda, la mĆ”s conocida y requerida por el pĆŗblico -para sacarse una foto junto a ella y sus amigos Susanita y Miguelito hay media cuadra de cola-.  Aquella nena preguntona, cuestionadora y feminista es adorada por varias generaciones.  Este personaje de Quino recorrió el mundo entero.  SegĆŗn el humorista Sendra los inventos argentinos se componen de: birome, colectivo, dulce de leche y el cuarto invento es Mafalda. Luego sigue Isidoro CaƱones (en Balcarce y Chile), de Dante Quinterno, autĆ©ntico playboy, es el diseƱo del "porteƱo chanta" a la perfección. La esquina dedicada a GarcĆ­a FerrĆ© -Balcarce y MĆ©xico- tiene las esculturas de Larguirucho, bueno y despistado y de Superhijitus, el niƱo superhĆ©roe y asimismo hay murales con otras de sus creaciones. Un personaje de la actualidad es MatĆ­as, ubicado en Balcarce entre MĆ©xico y Venezuela, niƱo travieso y curioso que pertenece a Sendra. TambiĆ©n en Balcarce y Venezuela aparece Don Fulgencio, "el hombre que no tuvo infancia", de Lino Palacios, nació en los aƱos Ā“20 y representa a nuestro niƱo interior. No falta el futbolero Clemente que es un ejemplo de la viveza criolla y es de Caloi.  EstĆ” en Balcarce entre Venezuela y Belgrano.

La sensualidad y femineidad de la mujer argentina tiene sus exponentes -exageradas- con las Chicas Divito en Balcarce y Belgrano; curvilĆ­neas, de cintura de avispa, caderas y busto gigantes y pies diminutos, son la mĆ”s famosa obra de Divito. Ya en la Plaza AgustĆ­n P. Justo, en Paseo Colón y Av. Belgrano, encontramos tanto a PatoruzĆŗ, de Quinterno, el Ćŗltimo cacique tehuelche con la nobleza del hombre de campo, como a su versión infantil: Paturuzito junto a la de Isidoro: Isidorito. 

Gaturro, de Nik, es una mascota ingeniosa e imaginativa, tiene su escultura en Azopardo y Belgrano.  Una curiosidad de esa esquina es que hasta los semĆ”foros tienen su imagen. Durante el trayecto en San Telmo no sólo hay esculturas, sino que abundan murales de LandrĆŗ, Fontanarrosa y Garaycochea entre otros.
Continuando en Puerto Madero, se puede observar a Don Nicola (simpÔtico dueño de un conventillo que resuelve los problemas absurdos de sus inquilinos) en Alicia Moreau de Justo y Azucena Villaflor, y a Negrazón y Chaveta (dos amigos cordobeses que mantienen diÔlogos delirantes arriba de su moto), en Juana Manso y Marta Linch. En el Parque Mujeres Argentinas estÔn Diógenes y el Linyera (Marta Linch al 400), un vagabundo y su perro, ambos reflexivos e Inodoro Pereyra con Mendieta, de Fontanarrosa, un gaucho solitario de mal genio acompañado siempre de su perro Mendieta.

TambiĆ©n en el parque, en Marta Linch al 700, habitan Langostino y Corina, un marinero de hablar filosófico que navega en su lancha Corina. Finalmente, en la entrada del Museo del Humor -Av. de los Italianos 851- nos recibe la Jirafa de Mordillo, un colorido personaje mudo. El edificio del museo albergaba a la ex cervecerĆ­a Munich, inaugurada en 1927.  AllĆ­ se expone una muestra permanente acerca de la Historia del Humor GrĆ”fico y sus personajes con material desde los primeros aƱos del siglo XIX hasta nuestros dĆ­as, y una temporaria: Vacaciones con MatĆ­as, conformada por una selección de historietas, esculturas y objetos dedicados a este querido personaje de Sendra.  En el microcine se exhiben cortos de Mafalda.

En definitiva, la historieta puede representar la historia dibujada de un pueblo, es clara y directa, se las ingenia para decir algo sin que los que no saben leer entre lĆ­neas se den cuenta -aĆŗn en Ć©pocas de censura-.  La nuestra es realista, politizada y popular. Valga la visita en familia, cĆ”mara incluĆ­da, de este circuito nostĆ”lgico para entrar en un mundo de ilusión y ver la vida con humor...

 

 

 

 

SueƱos multicolores

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El cielo grisĆ”ceo de las tardes otoƱales contrasta con las fachadas multicolores de los conventillos.  Este aspecto se debe a que los inmigrantes -mayormente italianos- que llegaban a La Boca traĆ­an en los viajes latas de pintura de todos los colores y asĆ­ pintaban sus casas.  Aunque no sólo los colores nos legaron, ya que la inmigración se convirtió en un hito que a travĆ©s de  sueƱos, mĆŗsica, idiomas, comidas y costumbres ha influĆ­do para modificar definitivamente la cultura argentina.
Si tendrĆ­amos que destacar algunos de los atractivos del lugar, uno de los vestigios de otros tiempos es el Puente Transbordador NicolĆ”s Avellaneda, de 1914, que transportaba mercaderĆ­as, personas y animales desde La Boca hacia Avellaneda.  Es el punto que divide Capital de Provincia.
La calle mĆ”s conocida del barrio es el pasaje Caminito que, sin numeración, es un museo a cielo abierto.  Posee esculturas, ateliers y locales para la venta de artesanĆ­as.  AllĆ­ tambiĆ©n pueden disfrutarse obras de teatro -que volvieron a realizarse luego de mĆ”s de cuarenta aƱos de ausencia-.
”Y cómo no evocar aquellas típicas cantinas para comer pastas que marcaron un clÔsico de una época!
Una institución cultural famosa de la zona es la Fundación Proa que no tiene fines de lucro y realiza muestras temporales.
Pero..., es imposible construir un relato acerca de este laborioso y peculiar rincón de Buenos Aires sin nombrar a Benito Quinquela Martín, quien se ha inspirado en él y ha reflejado en sus obras con singular maestría su perfil característico y le ha "devuelto lo que le dio" a través de una serie de donaciones (la Escuela Pedro de Mendoza y luego su Museo de Bellas Artes, el Hospital de Odontología Infantil, un lactarium y el Teatro de la Ribera (este último hoy parte del Complejo Teatral de Bs. As.)).
Un artista que fue hijo adoptivo de inmigrantes genoveses, procedente de un hogar de escasos recursos económicos.  Fue cargador portuario.  Asimismo participó activamente en debates polĆ­ticos y culturales barriales.
En cuanto a la tƩcnica que utilizaba generalmente combinaba pincel con espƔtula provocando variados efectos de textura en sus realizaciones.
Una anĆ©cdota simpĆ”tica que lo "pinta de cuerpo entero": en 1948 creó la "Orden del Tornillo" en el CafĆ© Tortoni, en donde se reunĆ­an figuras del arte y de la cultura.  Ɖl mismo presidĆ­a la ceremonia para rendirles homenaje porque representaban la bĆŗsqueda de "la verdad, el bien y la belleza del espĆ­ritu", entregĆ”ndoles un tornillo colgado de un hilo a modo de collar pues segĆŗn decĆ­a "toda personalidad que se destaque en ese aspecto debĆ­a estar loca" (o sea le faltaba un tornillo) y ademĆ”s advertĆ­a que "es conveniente llevar ese tornillo flojo para poder crear".
Fue influenciado por la lectura de Victor Hugo, Tolstoi y otros autores que decĆ­an preocuparse porque su arte se orientara hacia la realidad del trabajador.
En palabras de Quinquela: "... no 'Ć­bamos al pueblo', como se usa decir ahora, pertenecĆ­amos al pueblo..." y tambiĆ©n "... nuestra escuela de arte habĆ­a sido la calle, el puerto, los inquilinatos... los corralones". Pintura del pueblo y para el pueblo. 
Realizó diversos murales en lugares públicos y, al igual que en sus pinturas, el tema era el trabajo, el puerto de La Boca o las escenas populares y el objetivo fundamental, un arte para todos.
Sin dudas, no hay que perder oportunidad de recorrer -cÔmara en mano- un barrio en el cual se aúnan lo típicamente porteño con el elemento extranjero, aquellos inmigrantes que sumaron sus esfuerzos al progreso nacional -parafraseando al PreÔmbulo de nuestra Constitución: "... todos los hombres del mundo que quisieron habitar en el suelo argentino..."- y que encariñados con el país se quedaron aquí para siempre...

 

 

 

 

Un recorrido por la historia del Teatro Argentino

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por casualidad, en la Avenida Córdoba descubrĆ­ un pequeƱo museo: el del Instituto Nacional de Estudios de Teatro (INET), el cual funciona en una de las esquinas del edificio del Teatro Nacional Cervantes, en Avenida Córdoba 1199 (esquina Libertad).Las dimensiones reducidas del lugar estĆ”n muy bien aprovechadas: hay fotos, pinturas, documentos, afiches, objetos que pertenecieron a figuras teatrales y varias maquetas como la del Circo de los Hermanos PodestĆ” (precursor de nuestro teatro, ya que se afirma que tuvo su nacimiento en los circos criollos, donde al finalizar los nĆŗmeros circenses se interpretaban obras dramĆ”ticas de estilo gauchesco).TambiĆ©n engalanan la muestra trajes usados por actores del paĆ­s, entre los que se exhiben nada menos que algunos que utilizó Carlos Gardel en sus pelĆ­culas. Asimismo, se observa el traje que lucĆ­a JosĆ© "Pepe" PodestĆ” en una de sus mĆ”s cĆ©lebres interpretaciones y con gran repercusión en poblaciones rurales: el de Juan Moreira (pieza fundadora del teatro rioplatense, de Eduardo GutiĆ©rrez).  Y, por supuesto, no podĆ­a faltar una rĆ©plica de la indumentaria del memorable "Pepino el 88" -el personaje creado por el mismo PodestĆ” que lo lanzó a la fama-.Es interesante saber a quĆ© se debe el nombre de este personaje de "Pepe" PodestĆ” -gran figura popular de los inicios del teatro nacional y procedente de una destacada familia de comediantes-: para reemplazar al payaso titular del circo, su madre le confeccionó un traje con una sĆ”bana, que tenĆ­a un letrero que decĆ­a "El Gran Pepino".  Luego Ć©l le agregó parches negros, uno de los cuales estaba formado por tela cortada para los otros parches y de Ć©ste surgĆ­a el nĆŗmero 88 dejado por el corte.  Tal  aplique se lo colocó en la parte posterior del traje y de ahĆ­ en mĆ”s se presentó como "El Payaso Gran Pepino 88". AdemĆ”s de todo lo expuesto, el museo, que depende de la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos de la SecretarĆ­a de Cultura de la Nación cuenta con gran cantidad de actividades culturales durante el aƱo, como auditorio y biblioteca. Es una buena propuesta permanente para conocer y revivir un poco la historia del Teatro Argentino.

 

 

 

 

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