CRĆNICAS
Un paseo por la infancia: una visita a la Casa FernƔndez Blanco
La Casa FernÔndez Blanco (Hipolito Yrigoyen 1420, Monserrat, CABA) es una casona imponente y suntuosa, de estilo neorrenacentista, que data de 1860, tiene veintiocho habitaciones (casa chorizo) y se encuentra en restauración. En esta propiedad vivió Isaac FernÔndez Blanco durante veintiocho años con su familia, quien fue coleccionista de arte hispanoamericano y amante de la música.
Esta casa se constituye hoy como segundo Museo de Arte Hispanoamericano (el primero estĆ” en Suipacha 1422, llamado Palacio Noel y dedicado al arte colonial), aunque otrora aquĆ fue la primera sede del museo que lleva su nombre y el primer museo privado que hubo en la ciudad de Buenos Aires. Esta sede estĆ” destinada a exponer colecciones de artes aplicadas de los siglos XIX y XX.
En cuanto al inmueble en sĆ, el mismo posee ornamentos vegetales, vitraux, un lujoso mobiliario original y un refinamiento extremo. Las obras de restauración comenzaron en 2002. Sus primeras salas de exhibición permanente estĆ”n dedicadas a la colección de muƱecas del perĆodo 1870-1940 de Mabel y MarĆa Castellano Fotheringham quienes las donaron al museo.
"HabĆa una vez...", tal es el nombre de la muestra, nos invita a entrar en un mundo de magia a la manera de un cuento.
Se inicia con fotograrĆas de niƱas con sus muƱecas, un gran pesebre (el cual se relaciona con el nacimiento), trajes de bautismo y disfraces antiguos que permiten apreciar la evolución de la moda infantil.
Luego nos vamos adentrando en la colección de muƱecas -ordenada cronológicamente segĆŗn su salida al mercado y que aparece en vitrinas en forma de casitas-. La muestra consiste en muƱecas confeccionadas con distintos materiales, tĆteres, casitas de muƱecas, pequeƱos muebles de estilo como roperitos y sus primorosos ajuares, camitas, muƱequitas maniquĆ, maquinitas de coser, vajilla fina en miniatura...
Hasta una niƱa prodigio tuvo su muƱeca: hablamos de la muƱeca Shirley Temple.
No faltan los bebƩs de carƔcter con distintas expresiones en sus rostros.
Debido al despertar del interƩs por lo Ʃtnico en aquellos aƱos tambiƩn encontramos una muƱeca negra, una china y otras con diversos trajes regionales.
Podemos observar la curiosa muƱeca de tres caras (esa particularidad se consigue mediante un mecanismo especial), cajitas musicales con muƱecas en su tapa, muƱecas de paƱolency.
Un lugar importante aquà tiene la muñeca Marilú que marcó una época fabricada inicialmente en Alemania y luego en Argentina, que ya era articulada.
Las muƱecas casi en su totalidad son provenientes de Francia y de Alemania.
Hay que tener en cuenta que en esos tiempos las niƱas jugaban a las muƱecas hasta los catorce aƱos, despuĆ©s se casaban. El juego con muƱecas les servĆa de aprendizaje para luego cumplir su función materna. De ahĆ su importancia.
Un paseo colmado de inocencia y fantasĆa.
Un paseo ideal
Tarde de viernes. Caos vehicular y calles cortadas.
Parece ser un panorama poco ideal para realizar una visita guiada en el centro porteño. Sin embargo, ahà estÔbamos.
Tuvimos el privilegio de conocer la famosa ConfiterĆa Ideal que, entre otras cosas, se distingue por ser declarada Bar Notable, Sitio de InterĆ©s TurĆstico y Ćrea de Protección Histórica (lo que implica que no puede modificarse ni demolerse).
Ubicada en Suipacha 384 (y Av. Corrientes), en el barrio de San NicolƔs, fue inaugurada por un espaƱol, un tal FernƔndez, en 1912.
Todos sus elementos provinieron de Europa: el cristal biselado de las vitrinas, las araƱas francesas, los vitrales checoslovacos. El antiguo ascensor ya no funciona.
La confiterĆa supo contar con orquesta de tango y tambiĆ©n con orquesta de seƱoritas (que tocaba a las 17 hs.) en sus aƱos de esplendor. El palco para la orquesta fue tapado y en su lugar funciona la pista de baile -en su primer piso-.
En la dĆ©cada del '30 estaba abierta las 24 horas. Elegida por la colectividad inglesa. Fue la primera en organizar despedidas de solteras los dĆas sĆ”bados.
En cuanto al baile, resulta inverosĆmil y hasta contrastante que en medio del ajetreado ritmo de la calle Corrientes se halle esta imagen: gente muy bien vestida bailando tango despreocupadamente un viernes desde las dos de la tarde. Claro que, ya no existe el cabeceo de antaƱo sino que el caballero en cuestión se dirige a la mesa de la mujer que desea invitar a bailar. Actualmente se dictan clases de tango en el salón.
Como detalles de color podemos aportar que entre quienes hacĆan sus pedidos al establecimiento se encontraban los presidentes Hipólito Yrigoyen y Juan Perón. AdemĆ”s, el local brindó su escenario a Estela Raval y los Cinco Latinos y aquĆ se filmaron escenas de la pelĆcula "Evita" protagonizada por Madona.
La histórica confiterĆa lleva mĆ”s de cien aƱos manteniendo su estilo.
Un lugar en donde es posible imaginar guapos, engrupidos, pebetas, asà como timbas, malevos y puñaladas que marcaron una época.
Un lugar en donde es posible envolverse en su magia para escapar de la locura urbana.
Una visita a la Pinacoteca del Ministerio de Educación de la Nación. Un breve panorama del arte argentino en un recorrido por el Palacio Sarmiento.
Imponente, soberbio -a mi juicio uno del los edificios mÔs hermosos de Buenos Aires- y próximo a cumplir 120 años de su inauguración, el Palacio Sarmiento (sede del Ministerio de Educación de la Nación ubicado en Pizzurno 935, en el barrio de Recoleta) fue diseñado por el arquitecto Altgelt (argentino pero formado en Alemania) y tiene un estilo ecléctico alemÔn aunque, por dentro sus instalaciones tienen una construcción mucho mÔs simple. La misma fue desarrollada entre 1886 y 1888. Recién fue inaugurado en 1893. Declarado en 2006 Monumento Histórico Nacional. En 1948, conmemorando el 60 aniversario de la muerte de D. Sarmiento, se lo llamó Palacio Sarmiento.
Al principio se lo conocĆa como Consejo Nacional de Educación, actualmente es Ministerio (aquĆ tambiĆ©n estuvieron por breve tiempo los Tribunales mientras se construĆa el Palacio de Justicia).
En primer lugar funcionó la Biblioteca de Maestros por iniciativa de Sarmiento siendo uno de sus directores Leopoldo Lugones y en ella podemos encontrar su colección de libros.
El terreno en donde estĆ” ubicado fue donado por Petronila RodrĆguez, cuyo destino serĆa una escuela para 700 seƱoritas; no se llevó a cabo pero finalmente el edificio cumple una función educativa.
TambiĆ©n el predio de la plaza que estĆ” frente al Ministerio, de la Plaza RodrĆguez PeƱa y de la Iglesia del Carmen, ubicados en las cercanĆas pertenecieron y fueron donados por la misma familia.
En cuanto a la Pinacoteca (colección o galerĆa de pinturas), la misma abarca planta baja, primero y segundo piso y estĆ” conformada por mĆ”s de 330 obras argentinas, provenientes en su mayorĆa de donaciones del Museo Escolar Fernando Fader y de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Se divide en nĆŗcleo histórico (desde principios del siglo XX hasta mediados de los Ā“60), arte contemporĆ”neo y gabinete de estampas. La sección de nĆŗcleo histórico se desarrolla en PB y 1er. piso. Entre sus representantes podemos mencionar a Berni, Castagnino, Fader, Quinquela MartĆn, SĆvori, Soldi y Spilimbergo, entre otros. En planta baja hay mayormente paisajes de nuestro territorio realizados por pintores acadĆ©micos que experimentaron alrededor del estilo impresionista y post impresionista -el impresionismo se caracteriza por el ensayo con la luz y los paisajes al aire libre-. Como curiosidad se exhibe una obra del actor Enrique MuiƱo. El primer piso estĆ” dedicado a las labores desarrolladas en el paĆs y nuestros usos y costumbres. TambiĆ©n hay retratos. Otro detalle "pintoresco" -valga la redundancia en este contexto- es la exposición de la obra "La traviata", de HĆ©ctor BasaldĆŗa, de la Ć©poca en que fue director de escenografĆa del Teatro Colón.
El contenido del segundo piso difiere significativamente de los espacios anteriores pues estĆ” referido a la Naturaleza en relación a la ecologĆa, integrado por pinturas y collages contemporĆ”neos, destacĆ”ndose en ellos la flora y fauna autóctonas y diversos temas de actualidad. No podemos olvidar que la diferencia radica en que cada artista desarrolla su actividad en un determinado momento histórico. En este sector podemos citar como algunos de los artistas elegidos a Doffo, GarcĆa Uriburu, SagastizĆ”bal, Iniesta y Marino Santa MarĆa.
Las visitas guiadas al citado edificio son realizadas por la CuradurĆa de Arte del organismo.
La difusión patrimonial de la Pinacoteca queda asegurada a través del recorrido en el cual el arte y la educación se dan la mano.
Paseando por Av. Santa Fe
Aprovechando que la ola de frĆo habĆa cedido y el clima del mes de julio estaba mĆ”s benĆ©volo participĆ© de una visita guiada organizada por el Ente de Turismo del GCBA. La misma comprendĆa el recorrido por varias cuadras de la Av. Santa Fe. El punto de encuentro y de partida fue Av. Santa Fe en su intersección con Ayacucho, en el barrio de Recoleta, para conocer galerĆas, rincones históricos y el antiguo Teatro Grand Splendid, actual librerĆa El Ateneo.
Conocida como "la gran vĆa del norte" y mĆ”s tarde como "la avenida de la moda", esta avenida fue testigo de todos los cambios sufridos por la ciudad.
En un tiempo se llamó San Gregorio hasta que el presidente Bernardino Rivadavia le dio el nombre de Santa Fe. Hasta 1822 fue camino de tierra y se consideraba perteneciente a las afueras de Buenos Aires. A mediados del siglo XIX se convirtió en zona de quintas y ya para fines del siglo XIX y principios del XX tuvo palacios y mansiones. No se privó de teatros y cafés.
Hoy es una avenida comercial.
Supo tener doble mano en sus comienzos, luego una sola para el centro y desde hace pocos aƱos tiene doble mano nuevamente.
Comenzando por el Teatro Grand Splendid ubicado en Av. Santa FE 1860, este se construyó desde 1917 hasta 1919 y tuvo una mezcla de estilos, una arquitectura eclĆ©ctica. AquĆ cantó Gardel y dice una leyenda que tambiĆ©n aquĆ le enseƱaron a expandir la voz. En este teatro se estrenó la primera pelĆcula de cine muda y asimismo la primera pelĆcula hablada. Fue teatro y cine hasta los Ā“90. Actualmente es de propiedad de la firma Yenny El Ateneo. Se conserva la estructura original, tanto el foyer, los palcos, las plateas, el escenario que posee un bar y la cĆŗpula con pinturas que representan la paz.
El Ateneo nació en H. Yrigoyen al 600 editando libros a los espaƱoles que no podĆan hacerlo en su paĆs debido a la Guerra Civil EspaƱola.
De las diez librerĆas mĆ”s destacadas del mundo ocupa el segundo lugar (el primero lo ocupa una holandesa) -segĆŗn el ranking publicado en 2008 por el periódico britĆ”nico The Guardian-, aquĆ pueden encontrarse libros de los mĆ”s diversos temas. Es una librerĆa donde la lectura tiene templo propio.
En el perĆodo 1969-70 en el Ateneo se realizó "la primavera de las letras" colaborando al surgimiento de la Feria del Libro mĆ”s tarde.
En este Ɣmbito en ocasiones se realizan conciertos por lo que su objetivo inicial no se ha perdido del todo.
Continuando el recorrido, todavĆa sigue vigente en Av. Santa Fe y Av. Callao la empresa funeraria LĆ”zaro Costa, de 1859-60 que comenzó con carruajes tirados a caballo.
A su vez, también en Av. Santa Fe y Av. Callao se encontraba el Petit Café, que hoy ya no existe, adonde iban los "petiteros" -gente que se consideraba a sà misma de mÔs nivel que los tangueros-.
No podemos dejar de destacar un edificio: el del 1678 de la Av. Santa Fe, adonde se encuentra una placa recordatoria, pues aquĆ vivió hasta su muerte el Dr. RaĆŗl AlfonsĆn, ex presidente de la nación y el primero desde el retorno a la democracia.
Si bien el nacimiento de los shoppings fue en detrimento de la concurrencia a las galerĆas no ocurrió asĆ con las de Santa Fe pues siguen teniendo pĆŗblico y esplendor.
Puede visitarse la GalerĆa Bond Street, tambiĆ©n al 1600 de la avenida, que se especializa en piercings y tatuajes.
Y vale la pena descubrir las GalerĆas Santa Fe, al 1660 de Santa Fe, en donde se unen el comercio y el arte, intervinieron siete pintores en la misma. Este espacio de compras y arte es de 1953 (la mĆ”s importante en su Ć©poca), tiene pinturas hasta en los locales -intocables por reglamento- y techos con frescos pintados por distinguidos artistas plĆ”sticos. Recomiendo observar la cĆŗpula pintada por Soldi, un espiral que representa a mujeres ejerciendo distintas profesiones, estĆ” dedicada a la convivencia entre el comercio y el arte. TambiĆ©n hay una obra muy particular en una de sus entradas, las rejas forjadas de la escultora NoemĆ Gerstein en homenaje a los obreros que construyeron la galerĆa, representando todos los oficios que participaron en ello.
En esta galerĆa cuando se desocupa un local se da lugar a algĆŗn artista plĆ”stico para que exponga allĆ sus obras por un tiempo. Este centro dedicado al arte tambiĆ©n forma parte de las Gallery Nights.
GalerĆas Santa Fe cuentan con dos accesos: uno por Av. Santa Fe y otro por M.T. Alvear.
Sobre Santa Fe y Montevideo podemos encontrar una de las escuelas primarias mĆ”s antiguas del paĆs, es de 1885 y se llama Dr. OnĆ©simo Leguizamon, quien fuera fundador del diario La Razón.
Una mención especial se merece el Teatro Versalles, que se encontraba al 1400 de la avenida, hoy local de indumentaria masculina que al igual que la librerĆa El Ateneo, conserva su estructura primitiva.
Al 1300 de la avenida estÔ la Iglesia San NicolÔs de Bari, tiene la misma advocación que la que se encontraba en la Plaza de la República que fue derribada para dar lugar al emplazamiento del Obelisco.
Por último, finalizando el recorrido, conocimos la Casa del Teatro, al 1200 de Santa Fe, que hospeda a actores ancianos o enfermos sin medios económicos. Fue fundada por Regina Paccini de Alvear, en su honor el teatro que estÔ en el mismo edificio se llama Teatro Regina. También tiene un museo dedicado a temas teatrales. En su cúpula es posible contemplar las caras de la comedia y de la tragedia.
No podemos olvidad que en la otrora glamorosa Avenida Santa Fe -aunque en estos tiempos estĆ” volviendo a serlo- se realizaban los desfiles del DĆa de la Primavera con elección de la reina.
Definitivamente, a pesar de ciertos cambios, la Avenida Santa Fe aĆŗn mantiene su magia.
De las tardes del Molino a las noches de los Angelitos. Antiguos bares de Buenos Aires
Es sabido que los cafƩs de Buenos Aires guardan historias y cultivan un hƔbito porteƱo.
Tomarse un café es una tradición heredada originalmente de España y se convirtió en una vieja costumbre de Buenos Aires.
Podemos decir que son imitación en su estilo de los cafĆ©s parisinos. Un ejemplo de ello es el CafĆ© Tortoni, el cual es el mĆ”s antiguo que permanece en pie. Aunque el primer cafĆ© de la ciudad, el mĆ”s ilustre fue el "CafĆ© de Marco", ubicado en la actual calle BolĆvar y donde se gestó en parte la Revolución de Mayo de 1810. El dueƱo fue el espaƱol Pedro Marco.
Recién a finales del siglo XIX con la gran inmigración y Buenos Aires convertida en una capital mundana comenzó a incrementarse considerablemente la cantidad de cafés.
Los cafĆ©s tĆpicamente porteƱos se parecĆan a pulperĆas, con venta de artĆculos varios y mesas para tomar cafĆ© y otras bebidas, eran lugares de paso para quienes trabajaban en el traslado de mercaderĆas, tomando algo antes de seguir viaje. En ellos se escuchaba mĆŗsica folklórica, ya que el tango reciĆ©n apareció en la dĆ©cada del Ā“30 en los salones de reunión, mĆ”s tarde llegó a los cafĆ©s.
Ya sean mĆticos, emblemĆ”ticos, tradicionales, viejos o modestos, fueron inspiradores de la literatura y la mĆŗsica local.
Por ello, esta crónica acerca de una visita guiada para conocer antiguos bares de Bs. As.
El recorrido de la visita organizada por el Ente de Turismo del GCBA tuvo como punto de encuentro y de partida a la ConfiterĆa LĀ“Aiglon, fundada en 1927, ubicada en BartolomĆ© Mitre y Callao (Balvanera). Fue declarada sitio de interĆ©s cultural por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Bs. As. en 2007, pero... paradójicamente el edificio estĆ” ofrecido para alquiler. Debió su nombre al hijo de Napoleón, Napoleón 2do.; a su padre lo llamaban "el Ć”guila", por lo tanto Ć©l era "el aguilucho", de ahĆ LĀ“Aiglon (aguilucho en francĆ©s). TenĆa la particularidad de poseer palco para la orquesta con el fin de no ocupar lugar en el salón quedando disponible para el pĆŗblico. Supo ser centro de reunión de poetas y cantores de los Ā“50 y Ā“60.
Otro lugar importante fue la ConfiterĆa Del Molino, ubicado en Av. Callao y Av. Rivadavia, hoy estĆ” cerrado y deteriorado. Vayamos a su historia: en 1848 los reposteros Rossi y Brenna compraron la ConfiterĆa del Centro, en la esquina que hoy es de RodrĆguez PeƱa y Rivadavia. Cerca estaba el molino Lorea, el primer harinero de Buenos Aires, llamĆ”ndola Antigua ConfiterĆa del Molino. En 1904 Brenna hijo adquirió la esquina de Callao y Rivadavia y allĆ se mudó la confiterĆa. MĆ”s tarde compró terrenos linderos de Callao y Rivadavia y le encargó al arquitecto Gianotti (quien construyó la GalerĆa Guemes) la construcción por partes del lujoso edificio que uniera todas las propiedades sin interrumpir la atención de los clientes. En 1910 se remodeló la Plaza Congreso con estilo afrancesado para el Centenario de la Patria y el 9 de julio de 1916 en conmemoración al Centenario de la Independencia se inauguró la confiterĆa justo frente a la plaza (y la Av. Callao aĆŗn era de tierra). Su clientela provenĆa mayormente del Congreso y por allĆ pasaron Palacios, Yrigoyen, Eva Perón, entre otros y vivió el nacimiento en sus instalaciones de un desaparecido partido polĆtico.
Constaba de seis pisos y tres subsuelos con materiales traĆdos de Italia. Compuesta por confiterĆa, salón de fiestas, cocina, planta de elaboración de todos los productos que allĆ se consumĆan (como ejemplo, su mĆtico pan dulce), bodegas, fĆ”brica de hielo, depósito y taller mecĆ”nico. TambiĆ©n oficinas administrativas y viviendas. El edificio sigue perteneciendo a los descendientes de Brenna, aunque con los aƱos la confiterĆa cambió varias veces de dueƱo, en los Ā“70 fue llevada a la quiebra.
El edificio estÔ considerado por la UNESCO Patrimonio Art Nouveau Internacional y en 1997, año de su cierre fue declarado Monumento Histórico Nacional...
En cuanto al CafĆ© de los Angelitos, actualmente en funcionamiento, es de 1890, tambiĆ©n declarado sitio de interĆ©s cultural y ubicado en Av. Rivadavia y Rincón, tiene algunos cambios respecto al original. Al mismo concurrĆa Gardel, quien vivió muy cerca, en Rincón 137, por un tiempo con su madre. TambiĆ©n pasaron por allĆ Parravicini, Justo, Palacios y JosĆ© Ingenieros entre otras personalidades destacadas y celebró encuentros de poetas y periodistas. Fue uno de los primeros bares en tener payadores, mencionados junto al zorzal criollo en la canción "CafĆ© de los Angelitos" de Castillo y Razzano. Debe su nombre al comentario de un comisario de la zona, quien decĆa que el lugar era frecuentado por "angelitos" (delincuentes). El bar estaba abierto las 24 horas, usaba el sistema de fiado y podĆa entrar en Ć©l cualquier persona (sin derecho de admisión). Por iniciativa del Museo de la Ciudad en conjunto con la Asociación Amigos del CafĆ© de los Angelitos, en 2002 se colocaron 350 fotos de personalidades de la cultura, la polĆtica, el arte y el deporte que lo frecuentaron. En la dĆ©cada del Ā“90 cerró sus instalaciones. MĆ”s tarde reabrió, pero el diseƱo dista mucho del original. Sólo permanece su nombre, el palco para la orquesta y quizĆ”s aĆŗn estĆ©n revoloteando sus Ć”ngeles.
Hay que utilizar la imaginación para recuperar la memoria de una ciudad que ya no es...
Una visita guiada por el Cementerio de la Recoleta, "Ciudad de Ćngeles"
Aprovechando las cĆ”lidas tardes veraniegas decidĆ participar de una visita guiada al citado cementerio organizada por guĆas propios del lugar. Un cementerio que tiene la particularidad de ser el primero de carĆ”cter pĆŗblico que se abrió en la ciudad de Buenos Aires, en noviembre de 1822, en el terreno de la Orden de los Frailes Recoletos (sitio que fue su huerto). En sus comienzos la gente se resistĆa a enterrar a sus seres queridos en el cementerio, pues en aquel entonces se enterraba en las iglesias. Abarca aproximadamente seis hectĆ”reas de superficie, estĆ” totalmente construĆdo, no posee tierra libre y estĆ” conformado por propiedades privadas. Es un cementerio laico. En Ć©l se refleja la significación de la muerte para la sociedad que le dio origen, cuya preocupación era la salvación espiritual y el entierro de los restos en un camposanto (ademĆ”s, la expectativa de vida en ese momento era de 30 aƱos). CorrĆa la era del romanticismo (movimiento literario y artĆstico de comienzos del siglo XIX) en la cual se buscaba conmover para despertar la afectividad -a diferencia de la sociedad contemporĆ”nea que pretende hacer desaparecer el tema de la muerte y genera cementerios acordes que evocan a la vida, como por ejemplo con sus instalaciones llenas de vegetación-. Este concepto se puede comprobar al observar las lĆ”pidas, muchas de ellas realizadas por escultores italianos contratados por las familias patricias (las que generaron los hechos fundamentales de la patria) que tenĆan gran poder adquisitivo. Hay construcciones de distintos formatos como bóvedas, monumentos, sobrecriptas, sarcófagos, monolitos, obeliscos y mausoleos (bóvedas de construcción imponente), entre otras. Los modelos fueron copiados de Roma, Grecia y Egipto.Asimismo, el cementerio cuenta con 83 bóvedas que son monumento histórico nacional. Recomiendo observar el Panteón de Ciudadanos Meritorios (aquellos que hicieron algo relevante por el paĆs). Si utilizamos la intuición podemos conocer el significado de algunos diseƱos que se repiten en el solar, como el reloj de arena, que representa el tiempo de vida, las alas dan idea de eternidad, la antorcha encendida que apunta hacia abajo habla del inframundo, las flores de amapola (tambiĆ©n llamada adormidera y que da origen al opio el cual provoca somnolencia): reflejan el sueƱo eterno. Otro diseƱo muy interesante es la serpiente que se come su propia cola, no muere nunca, es algo que siempre continĆŗa. La masonerĆa tambiĆ©n tenĆa su recurso para indicar que la lĆ”pida pertenececĆa a un masón: la cruz con el brazo horizontal inclinado. Son recursos estĆ©ticos que forman parte del lenguaje simbólico.Para los que disfrutan las leyendas de fantasmas, aquĆ se encuentra enterrada Rufina Cambaceres, se cree que fue enterrada viva en un estado de catalepsia debido a una historia familiar extraƱa; da lugar a imaginar espĆritus deambulando en las noches por el cementerio. Otra histroria trĆ”gica para relatar es la de Felicitas de Alzaga, sepultada aquĆ en la bóveda familiar. Ella era viuda, joven, rica y hermosa por lo que tenĆa muchos pretendientes que se la disputaban, pero un de ellos, celoso, la mató en un confuso episodio. Entre las personalidades ilustres que descansan aquĆ mencionaremos a Sarmiento, Saavedra, C. Pellegrini, J.M. de Rosas, Leloir, la familia Alvear, Eva Perón y AlfonsĆn. En cuanto a escritores, estĆ”n los restos de Bioy Casares y de la familia de Borges entre muchas otras figuras de significación. Si bien la muerte no es un tema divertido podemos tomar la visita al cementerio como un paseo o recorrido por nuestra historia, pues en Ć©l hay guardada memoria de la repĆŗblica.
Una plaza, mucha historia
Tantas veces pasamos por la Plaza Lavalle para ir al centro y sin embargo no reparamos en todas las atracciones que tiene y tampoco en los sitios particulares que la rodean. Esta plaza, ubicada en el barrio de San NicolĆ”s, lleva su nombre, desde 1878, en honor al General Juan Lavalle (quien estuvo a las órdenes del General San MartĆn y tuvo una muerte extraƱa sobre la que existen diferentes versiones). En realidad la plaza estĆ” a su vez dividida en tres. Antiguamente era conocida como los "Huecos de Zamudio", pues el terreno pertenecĆa a la citada familia. Por el mismo pasaba el Arroyo del Medio. Luego fue parque de artillerĆa y proveĆa al ejĆ©rcito nacional de armamento. TambiĆ©n en este terreno hubo un bello palacio en el medio del mismo: paradójicamente era el Palacio Dorrego Miró (teniendo en cuenta la enemistad entre Lavalle y Dorrego, el Ćŗltimo fusilado por órdenes de Lavalle), que en algĆŗn momento fue demolido. Debido a aquel odio -dice una leyenda- el monumento a Lavalle fue erigido en la plaza a muchos metros de altura para que no fuera visto desde la residencia de los Dorrego. Asimismo, funcionó en este predio el primer parque de diversiones de Buenos Aires el cual contaba con circos (en donde actuó Frank Brown), juegos y estacionamiento para carretas. La primer calesita de Buenos Aires, tirada a caballo y de origen alemĆ”n tambiĆ©n estuvo aquĆ. El teatro argentino nació en los circos, de donde provino JosĆ© PodestĆ”, por tal motivo se encuentra en la plaza un busto del actor en su representación mĆ”s importante: Juan Moreira. AdemĆ”s, podemos observar el Monumento al FĆŗtbol (muy cerca se encuentra la Asociación de FĆŗtbol Argentino). En otro lugar de la misma, se rinde homenaje a travĆ©s de una escultura a dos de los bailarines del Teatro Colón integrantes de la compaƱĆa que murieron en un trĆ”gico accidente aĆ©reo en 1971. Los mĆŗsicos de la orquesta del Colón tambiĆ©n tienen un espacio reconocible con una obra muy singular que asemeja atriles pero que en lugar de partituras tienen pasto sembrado. No podemos dejar de mencionar al Histórico Ceibo de Jujuy plantado por Torcuato de Alvear en 1878 que aĆŗn se preserva en la plaza, siendo su flor la "flor nacional argentina". El partido radical tambiĆ©n surge en este sitio, de una lucha armada contra el presidente JuĆ”rez Celman (revolución armada de 1890), con Leandro Alem a la cabeza. El armamento se tomó de allĆ cuando fue parque de armas y por ello la revolución sucedió en esta plaza. Un detalle de color: las boinas blancas nacieron para diferenciarse del ejĆ©rcito nacional. El recorrido de la primera locomotora, La PorteƱa, se iniciaba en este espacio, saliendo desde donde actualmente estĆ” ubicado el Teatro Colón y llegaba hasta Floresta. La mencionada locomotora hoy se encuentra en el Museo de LujĆ”n y estĆ” restaurada. Rodeando la plaza podemos ver: el Palacio de Justicia (construido desde 1905 por el arquitecto francĆ©s Maillard, cuya obra culminó en 1942), el Teatro Colón (el cual antes de tener la actual ubicación estaba en Plaza de Mayo, construido por tres arquitectos: Tamburini, Meano y Dormal sucesivamente, de ahĆ su mezcla de estilos, remodelado en 2012, aƱo en el cual tambiĆ©n se construyó frente a Ć©l la actual Plaza del Vaticano, antes Pasaje Toscanini, hoy plaza seca en donde se realizan espectĆ”culos), el Conventillo de las Artes (sobre la calle Libertad, fue un sitio de actividad jurĆdica y luego se convirtió en un centro de estudio y exposición de diversas artes), el Instituto Libre de Segunda EnseƱanza (colegio secundario privado, dependiente de la UBA que fue un desprendimiento del Colegio Nacional Buenos Aires y cuenta con los mismos programas) y la Escuela Presidente Roca (de 1905, escuela primaria, una de las mĆ”s antiguas de la ciudad, con estilo de templo griego) entre otras construcciones. Es una imperdible visita para recordar y aprender sobre nuestro pasado, evocando atributos porteƱos caracterĆsticos como los teatros, la arquitectura y la historia.
Quien quiera oĆr que oiga
Un aƱo mƔs se repite el ritual.
Como cada noviembre, desde hace seis aƱos, participĆ© de una fiesta de la cultura porteƱa: La Noche de los Museos (la cual ya va por su dĆ©cima edición, nació en BerlĆn en 1997 y se realiza en mĆ”s de 120 ciudades del mundo).
En esta oportunidad el lugar elegido fue el Museo del AudĆfono, ubicado en Tte. Gral. Perón 1647 CABA, integrante de la Red de Museos de Buenos Aires, primero y Ćŗnico en su tipo en Argentina y LatinoamĆ©rica.
Creado en el aƱo 2000, es un museo pequeƱo y curioso dedicado a exhibir y difundir todo lo concerniente a elementos de audiologĆa desde 1910 a la actualidad.
Si bien el local es de dimensiones reducidas, alberga 400 piezas sobre la materia, entre ellas audĆfonos, algunos muy antiguos y complicados en su manejo y traslado por los cables y adminĆculos que comprendĆan (los audĆfonos son aparatos que reciben las ondas sonoras y las amplĆan para hacer el sonido mĆ”s perceptible y que pueden graduarse para producir mayor o menor intensidad, permitiendo a las personas con problemas auditivos actuar en sociedad con menos inconvenientes). TambiĆ©n se presentan audiómetros (equipos utilizados para medir la calidad de audición de la gente), asombrosas cornetas de tiempos lejanos, audigafas (que cumplĆan doble función, audĆfono y anteojos, usados por practicidad y por cuestiones de coqueterĆa ya que disimulaban los audĆfonos en las patillas) y muchĆsimas fotografĆas con modelos de instrumentos de diversas Ć©pocas.
Haciendo referencia al tĆtulo de esta crónica, debemos aclarar que el ser humano siempre ha aplicado su ingenio para oĆr mejor, ya sea colocando una mano detrĆ”s de la oreja y empujĆ”ndola levemente hacia adelante aumentando el Ć”rea del pabellón, pues asĆ lo hacĆa el hombre primitivo, sustituyendo luego ese mĆ©todo por cuernos secos y ahuecados o por hojas de plantas tropicales para oĆr sonidos alejados. Luego aparecieron las "cornetas auditivas" (que conducĆan mejor el sonido hasta el oĆdo ya que evitaban su dispersión), mĆ”s tarde los "tubos para hablar" que perfeccionaban la prĆ”ctica anterior. Otro sistema fue el "fonĆfero" que era un bastón metĆ”lico que conducĆa vibraciones desde la laringe del locutor hasta la cara del oyente.
Pero ya en la era electroacĆŗstica (segunda mitad del siglo XIX), cuando los pioneros dieron sus primeros pasos en esta industria, fueron surgiendo los audĆfonos (tambiĆ©n llamados "audioprótesis"). Los audĆfonos han ido evolucionando y se fabrican cada vez mĆ”s minĆŗsculos con el objeto de disimular o embellecer su presencia y con mayor eficiencia que antigüedad.
Volviendo al museo, el establecimiento ademĆ”s se dedica a la venta y reparación de audĆfonos ya que cuenta con taller propio.
Una verdadera joya histórica en pleno barrio de San NicolÔs.
Desde el aire
Si bien he redactado muchas crónicas acerca de lugares pintorescos de nuestra ciudad, en esta hay una diferencia que es notable: las imÔgenes descriptas no lo son desde la tierra sino desde el aire.
Es a través del programa Miradores de Buenos Aires que se realizan visitas guiadas a puntos estratégicos desde donde pueden observarse sitios significativos de Buenos Aires (depende de la Dirección General de Patrimonio e Instituto Histórico que a su vez depende del Ministerio de Cultura del GCBA). Lugares que a diario no miramos y que, sin embargo, vale la pena detenerse para hacerlo, pues hay mucho por descubrir en la gran metrópoli sudamericana.
Uno de los miradores se encuentra en el Hotel Panamericano (Carlos Pellegrini 551, San NicolĆ”s), en su piso 23, que es un solarium con pileta de natación y spa. Por su ubicación ofrece una visita privilegiada desde sus amplĆsimos ventanales que permiten apreciar los cuatro puntos cardinales, por ende, construcciones y edificios de relevancia de distintos estilos, Ć©pocas y barrios.
Se toma como eje a la Av. 9 de Julio, primero en dirección sur y luego al norte.
Entre los sitios emblemĆ”ticos podemos mencionar, hacia el sur: el Obelisco, que por la cercanĆa produce la impresión de que se lo puede tocar.
El Obelisco es un tipo de monumento egipcio que simboliza un rayo de sol, también por excelencia el icono mÔximo de la porteñidad. Emplazado en la Plaza de la República -valga la redundancia-, es el lugar de reunión elegido tanto para festejos deportivos como electorales y demÔs manifestaciones.
Construido en 1936 tuvo sus detractores cuando fue inaugurado pero hoy es tan propio que -como ocurre con el dulce de leche, el colectivo o la birome- no nos imaginarĆamos que no estuviese allĆ. Lo construyó el arquitecto Prebisch para conmemorar los cuatrocientos aƱos de la fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza. En su ubicación estaba la Iglesia de San NicolĆ”s (que dio el nombre al barrio) en cuya torre flameó por primera vez la bandera argentina. La iglesia fue demolida para ensanchar la Av. 9 de Julio (dicen "la mĆ”s ancha del mundo"), actualmente se encuentra en Av. Santa Fe al 1300, Recoleta.
No puede faltar en el detalle la tradicional avenida que nos identifica, llamada alguna vez "la calle que nunca duerme": Corrientes, calle angosta hasta 1936, la cual cambió de mano sólo un dĆa, el del traslado de los restos de Gardel desde su velatorio en el Luna Park hacia el Cementerio de Chacarita.
TambiĆ©n se ven la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación (Ćŗnico edificio en la Av. 9 de Julio que tiene dirección; con sus veintidós pisos es uno de los grandes rascacielos de la ciudad y allĆ se realizó la primera transmisión televisiva del paĆs), el Palacio Barolo, el Edificio La Inmobiliaria, la Torre Espacial del Parque de la Ciudad, la BasĆlica Santa Rosa de Lima y la cĆŗpula mĆ”s grande del paĆs: la del Congreso Nacional, por citar unos pocos.
Hacia el norte se destacan: el Teatro Colón, el Edificio Le Parc, la Embajada de Francia, el Hotel Four Seasons, el Edificio Prourban (conocido como "el rulero"), el Edificio de la CancillerĆa, la Torre Pirelli (con helipuerto), el Edificio Kavanagh (el cual fue uno de los mĆ”s altos cuando se inauguró y el primero con aire acondicionado central), y el Edificio Alas, entre otros. Como telón de fondo se encuentra, a lo lejos, el RĆo de la Plata.
Se divisan los barrios de Montserrat, La Boca, Constitución, Balvanera, San NicolÔs, Palermo, Retiro y una pizca del Gran Buenos Aires.
Asimismo, otros miradores forman parte del programa como la GalerĆa Güemes, el Edificio del Automóvil Club Argentino y la BasĆlica de Santa Rosa de Lima.
Una experiencia inusual y formidable para valorizar desde las alturas el patrimonio arquitectónico, histórico y cultural de la Reina del Plata.
Un museo con Ɣngel
Existen lugares en Buenos Aires que son mĆ”gicos. La Botica del Ćngel, sin dudas, es uno de ellos.Creado por Eduardo Bergara Leumann, el museo, armado escenogrĆ”ficamente, es singular, pintoresco, laberĆntico y festivo. EstĆ” situado en Luis SĆ”enz PeƱa 541, en el barrio de Monserrat (el primer barrio que tuvo la ciudad).Bajo el lema "Usted encontrarĆ” de todo como en botica", nació su primera sede, en Lima 670 (en 1966), con la idea de ser una sastrerĆa teatral, la cual se fue convirtiendo en cafĆ© concert debido a que los artistas que se probaban la ropa improvisaban en su gigantesca tarima. TambiĆ©n comenzaron a venderse allĆ antigüedades y curiosidades. En esa sede inicial debutaron artistas de la talla de Susana Rinaldi, Marikena Monti, Nacha Guevara y Leonardo Favio, entre otros. Borges, SĆ”bato y Mujica LĆ”inez se contaron entre sus concurrentes. Fue centro de reunión de personajes de las letras, el espectĆ”culo y las artes plĆ”sticas. Cerró sus puertas en el '73.
Veinticinco años después, se inauguró la segunda sede con la ubicación actual pero ya con el propósito de museo.
El edificio, inicialmente construido para una iglesia, estĆ” a cargo (desde la muerte de Bergara Leumann en 2008) de la Universidad del Salvador, quien conserva su obra.
Hay un constante homenaje a escritores, a cientĆficos e investigadores, a los mĆŗsicos, al tango, al folklore, a la radio, a la televisión, al cine, al teatro, al circo, al deporte, a los pueblos originarios... en fin, diversas disciplinas y figuras de nuestro paĆs y algunas del exterior tienen su espacio.
AquĆ, detrĆ”s de cada puerta que se abre, estalla el color, la mĆŗsica, la ilusión y la sorpresa. Infinidad de objetos, fotos, collages, trajes, pinturas de reconocidos artistas plĆ”sticos como Soldi y Berni, esculturas y muchos, muchĆsimos angelitos: cada uno esconde un relato que merece ser contado y difundido.
Varios de los decorados de la propiedad (puertas, balcones, mansardas) se obtuvieron en demoliciones y algunos formaron parte de las casas de personalidades de la cultura.
No queda ningún rincón sin decorar, ”hasta sus baños fueron diseñados por Raúl Soldi!
Sus múltiples escaleras quizÔs traten de acercarnos al cielo y a los Ôngeles...
El Museo fue declarado de InterĆ©s Cultural por la SecretarĆa de Cultura de la Nación y Bien Integrante del Patrimonio Cultural por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Al salir de la Botica no sabremos si las imƔgenes las soƱamos o fueron reales. Es un sitio muy particular y divertido como seguramente lo fue el mismo Bergara Leumann.
Arte en las calles porteƱas
Desde hace algunos aƱos podemos sorprendernos y disfrutar de pintadas muy originales y murales multicolores que adornan nuestras veredas.
Dado el interés que provoca el fenómeno, una empresa que nació en 2008 -Graffitimundo- realiza tours a distintas zonas de Buenos Aires que poseen graffitis.
El recorrido para residentes (en espaƱol) abarca Colegiales y Palermo. Comienza en Cramer y Matienzo y culmina en la primera galerĆa de arte urbano del paĆs, Hollywood in Cambodgia, ubicada en Thames 1885 (y Nicaragua, dentro del bar Post Street). Asimismo hay otros circuitos.
Esta organización ademÔs de excursiones de difusión estÔ finalizando un libro y un documental y planifica talleres dictados por los artistas.
En cuanto a la historia del arte callejero, tuvo sus inicios en la dĆ©cada el '70 en Nueva York, aunque en la prehistoria se encontraban expresiones de este tipo en las Cuevas de Altamira y las paredes de Pompeya en Roma, la ciudad sepultada luego de la erupción del volcĆ”n Vesubio. En el Ć”mbito local, fue influido por el muralismo mexicano. AquĆ llegó en los '80 y explotó en los '90 pero detonó realmente en el 2001 en el contexto del "que se vayan todos", cuando la gente necesitaba expresarse en el espacio pĆŗblico, aunque siempre se encontraban mensajes personales y propagandas polĆticas en las calles.
A diferencia de otras partes del mundo, en Argentina hay libertad para pintar paredes -previo consentimiento del dueño- y los artistas pueden ser contactados porque dejan algún dato suyo en cada una de sus obras, lo cual causa gran asombro en los turistas extranjeros.
Esta actividad tambiƩn es enriquecida por la variedad de disciplinas que participan en ella, sorteando la falta de recursos que aguza el ingenio para inventar nuevas tƩcnicas.
El artista mƔs popular mundialmente es el britƔnico Bansky, un personaje misterioso a quien nadie le conoce el rostro. En cuanto a los nacionales, son conocidos Jaz, Gualicho y como exponentes femeninos: Pum Pum y Cuore, por citar algunos referentes.
Hay que hacer notar la diferencia entre graffiti (todo lo que estÔ escrito en las paredes) y arte urbano (los murales y el stencil -en donde la pintura se adhiere en lugares fuera de la plantilla). Los graffiteros tienen códigos de respeto entre ellos: ninguno pinta sobre la obra de otro. Si bien el auge de este arte ocurre en todo el planeta, en Buenos Aires se consolida gracias a las muestras, concursos y la "permisividad" de las autoridades. En pocas palabras: es arte para todos. Es posible conocer una cara distinta de la ciudad y empaparse de belleza. Una frase de la graffitera Cuore condensa perfectamente la esencia de tanto arte en nuestras calles: "ingobernables son el corazón que siente, la mente que piensa, las manos que hacen".
Una manzana particular
Dos de los sitios mƔs significativos de Avenida de Mayo son la Casa de la Cultura y el Palacio de la Jefatura del Gobierno de la Ciudad.
La Casa de la Cultura, Av. de Mayo 575-BolĆvar 1, fue construida por los arquitectos Agote y Gainza (1898). Nació como sede del diario La Prensa. Es Monumento Histórico Nacional (se vendió en 1993). El proyecto fue realizado en ParĆs y pertenece al estilo academicista francĆ©s.
En cuanto al diario, fundado en octubre de 1869 por el Dr. JosĆ© C. Paz, tenĆa como estatuto la Ć©tica periodĆstica. El edificio se construyó especialmente para el diario -en su Ć©poca de apogeo, pues era el tercero mĆ”s importante del mundo-, luego vino su declinación y trasladó sus instalaciones. La Prensa todavĆa existe pero con una tirada mucho menor.
Contaba con ascensor (fue el primero de la ciudad, traĆdo de E.E.U.U.), telĆ©grafo y caƱerĆas para distribuir correspondencia conectado con el Correo Central y asĆ tener las noticias rĆ”pidamente. AdemĆ”s, una biblioteca de mĆ”s de 80000 volĆŗmenes a la que aĆŗn se puede concurrir, consultorio mĆ©dico y odontológico, estudio jurĆdico y escuela de mĆŗsica abiertos a sus empleados y a la comunidad en general. Por si fuera poco, tuvo departamentos para visitantes ilustres y GiĆ”como Puccini se albergó en uno de ellos.
En la vereda de La Prensa se colocaban pizarras con las Ćŗltimas noticias para mantener informados a los que pasaban por allĆ. Los sucesos destacados del momento se publicaban en sus vidrieras y eran anunciados por una farola enorme con figura femenina (icono de la ciudad) y por una sirena.
Merece un comentario aparte su Salón Dorado. Inspirado en el Palacio de Versalles, representa un templo laico consagrado a la igualdad del hombre a travĆ©s del saber y las artes de la paz. Posee un bajorrelieve en el balcón de la orquesta con un escudo en el que se lee la letra "P", de palabra, de paz, de prensa, de periodismo, de progreso... Este mismo salón fue utilizado para brindar conferencias y conciertos, en Ć©l se podĆa escuchar a los mĆ”s altos exponentes de la cultura y el arte de la Ć©poca. Declarado Monumento Histórico Nacional en 1995.
El edificio conserva la entrada para carruajes. Es posible cruzarse con intervenciones artĆsticas que le aportan un toque contemporĆ”neo al inmueble contrastando con su antigüedad, pinturas de reconocidos artistas plĆ”sticos, balcones y pisos decorados y fabulosos patios que dejan pasar la luz. TambiĆ©n hay actividades culturales y muestras en el subsuelo (antes era el taller de impresión).
Referente al Palacio de la Jefatura del GCBA, Av. de Mayo 525-BolĆvar 1, diseƱado por el arquitecto Buschiazzo (1891), fue sede del Ejecutivo del Gob. de la Ciudad. Se levantó sobre terrenos obsequiados al Gral. San MartĆn por sus victorias en las batallas de Chacabuco y MaipĆŗ. Actualmente los dos edificios estĆ”n unificados y forman parte del patrimonio del GCBA.
En el primer piso se en encuentra el Pasaje Ana DĆaz que comunica el edificio del diario con el Palacio de Gobierno de la Ciudad, tambiĆ©n cumple la función de espacio para exposiciones. Hay un sector dedicado a todos los barrios porteƱos en el que se exhiben sus escudos. Y por supuesto, no faltan el escudo original y el actual de Buenos Aires. Pueden observarse pinturas cuyo tema central es la fundación de la ciudad. Se realizan visitas guiadas los fines de semana para conocer ambos lugares y su historia, comienzan el recorrido en BolĆvar 1.
Hoy la farola y la sirena duermen una siesta..., sin embargo, este rincón tiene algo particular, es el testimonio de una era de esplendor que vale la pena conocer por su elegancia y suntuosidad.
Un recorrido por el Paseo de la Historieta y el Museo del Humor
Dijo Charles Chaplin: "un dĆa sin reĆr es un dĆa perdido". Entonces, siempre es el momento oportuno para conocer y recorrer el Paseo de la Historieta que comienza en el barrio de San Telmo y culmina en el Museo del Humor (en Puerto Madero). Pero..., en primer lugar convendrĆa definir a la historieta. En algĆŗn tiempo considerada un gĆ©nero menor, hoy es vista como un "medio de expresión artĆstico" y hasta la reconocen como una "corriente literaria" y la reivindican como el "noveno arte". AdemĆ”s, la historieta argentina en particular, funciona como un espacio desde donde mostrar la realidad local con sus problemas a travĆ©s del humor y que hace pensar al pĆŗblico que se identifica con Ć©l; es testigo de su tiempo. Podemos encontrar algunos de los mĆticos personajes del "chiste dibujado" empezando por Chile y Defensa, adonde estĆ” emplazada la escultura de Mafalda, la mĆ”s conocida y requerida por el pĆŗblico -para sacarse una foto junto a ella y sus amigos Susanita y Miguelito hay media cuadra de cola-. Aquella nena preguntona, cuestionadora y feminista es adorada por varias generaciones. Este personaje de Quino recorrió el mundo entero. SegĆŗn el humorista Sendra los inventos argentinos se componen de: birome, colectivo, dulce de leche y el cuarto invento es Mafalda. Luego sigue Isidoro CaƱones (en Balcarce y Chile), de Dante Quinterno, autĆ©ntico playboy, es el diseƱo del "porteƱo chanta" a la perfección. La esquina dedicada a GarcĆa FerrĆ© -Balcarce y MĆ©xico- tiene las esculturas de Larguirucho, bueno y despistado y de Superhijitus, el niƱo superhĆ©roe y asimismo hay murales con otras de sus creaciones. Un personaje de la actualidad es MatĆas, ubicado en Balcarce entre MĆ©xico y Venezuela, niƱo travieso y curioso que pertenece a Sendra. TambiĆ©n en Balcarce y Venezuela aparece Don Fulgencio, "el hombre que no tuvo infancia", de Lino Palacios, nació en los aƱos Ā“20 y representa a nuestro niƱo interior. No falta el futbolero Clemente que es un ejemplo de la viveza criolla y es de Caloi. EstĆ” en Balcarce entre Venezuela y Belgrano.
La sensualidad y femineidad de la mujer argentina tiene sus exponentes -exageradas- con las Chicas Divito en Balcarce y Belgrano; curvilĆneas, de cintura de avispa, caderas y busto gigantes y pies diminutos, son la mĆ”s famosa obra de Divito. Ya en la Plaza AgustĆn P. Justo, en Paseo Colón y Av. Belgrano, encontramos tanto a PatoruzĆŗ, de Quinterno, el Ćŗltimo cacique tehuelche con la nobleza del hombre de campo, como a su versión infantil: Paturuzito junto a la de Isidoro: Isidorito.
Gaturro, de Nik, es una mascota ingeniosa e imaginativa, tiene su escultura en Azopardo y Belgrano. Una curiosidad de esa esquina es que hasta los semÔforos tienen su imagen. Durante el trayecto en San Telmo no sólo hay esculturas, sino que abundan murales de Landrú, Fontanarrosa y Garaycochea entre otros.
Continuando en Puerto Madero, se puede observar a Don Nicola (simpÔtico dueño de un conventillo que resuelve los problemas absurdos de sus inquilinos) en Alicia Moreau de Justo y Azucena Villaflor, y a Negrazón y Chaveta (dos amigos cordobeses que mantienen diÔlogos delirantes arriba de su moto), en Juana Manso y Marta Linch. En el Parque Mujeres Argentinas estÔn Diógenes y el Linyera (Marta Linch al 400), un vagabundo y su perro, ambos reflexivos e Inodoro Pereyra con Mendieta, de Fontanarrosa, un gaucho solitario de mal genio acompañado siempre de su perro Mendieta.
TambiĆ©n en el parque, en Marta Linch al 700, habitan Langostino y Corina, un marinero de hablar filosófico que navega en su lancha Corina. Finalmente, en la entrada del Museo del Humor -Av. de los Italianos 851- nos recibe la Jirafa de Mordillo, un colorido personaje mudo. El edificio del museo albergaba a la ex cervecerĆa Munich, inaugurada en 1927. AllĆ se expone una muestra permanente acerca de la Historia del Humor GrĆ”fico y sus personajes con material desde los primeros aƱos del siglo XIX hasta nuestros dĆas, y una temporaria: Vacaciones con MatĆas, conformada por una selección de historietas, esculturas y objetos dedicados a este querido personaje de Sendra. En el microcine se exhiben cortos de Mafalda.
En definitiva, la historieta puede representar la historia dibujada de un pueblo, es clara y directa, se las ingenia para decir algo sin que los que no saben leer entre lĆneas se den cuenta -aĆŗn en Ć©pocas de censura-. La nuestra es realista, politizada y popular. Valga la visita en familia, cĆ”mara incluĆda, de este circuito nostĆ”lgico para entrar en un mundo de ilusión y ver la vida con humor...
SueƱos multicolores
El cielo grisĆ”ceo de las tardes otoƱales contrasta con las fachadas multicolores de los conventillos. Este aspecto se debe a que los inmigrantes -mayormente italianos- que llegaban a La Boca traĆan en los viajes latas de pintura de todos los colores y asĆ pintaban sus casas. Aunque no sólo los colores nos legaron, ya que la inmigración se convirtió en un hito que a travĆ©s de sueƱos, mĆŗsica, idiomas, comidas y costumbres ha influĆdo para modificar definitivamente la cultura argentina.
Si tendrĆamos que destacar algunos de los atractivos del lugar, uno de los vestigios de otros tiempos es el Puente Transbordador NicolĆ”s Avellaneda, de 1914, que transportaba mercaderĆas, personas y animales desde La Boca hacia Avellaneda. Es el punto que divide Capital de Provincia.
La calle mĆ”s conocida del barrio es el pasaje Caminito que, sin numeración, es un museo a cielo abierto. Posee esculturas, ateliers y locales para la venta de artesanĆas. AllĆ tambiĆ©n pueden disfrutarse obras de teatro -que volvieron a realizarse luego de mĆ”s de cuarenta aƱos de ausencia-.
Ā”Y cómo no evocar aquellas tĆpicas cantinas para comer pastas que marcaron un clĆ”sico de una Ć©poca!
Una institución cultural famosa de la zona es la Fundación Proa que no tiene fines de lucro y realiza muestras temporales.
Pero..., es imposible construir un relato acerca de este laborioso y peculiar rincón de Buenos Aires sin nombrar a Benito Quinquela MartĆn, quien se ha inspirado en Ć©l y ha reflejado en sus obras con singular maestrĆa su perfil caracterĆstico y le ha "devuelto lo que le dio" a travĆ©s de una serie de donaciones (la Escuela Pedro de Mendoza y luego su Museo de Bellas Artes, el Hospital de OdontologĆa Infantil, un lactarium y el Teatro de la Ribera (este Ćŗltimo hoy parte del Complejo Teatral de Bs. As.)).
Un artista que fue hijo adoptivo de inmigrantes genoveses, procedente de un hogar de escasos recursos económicos. Fue cargador portuario. Asimismo participó activamente en debates polĆticos y culturales barriales.
En cuanto a la tƩcnica que utilizaba generalmente combinaba pincel con espƔtula provocando variados efectos de textura en sus realizaciones.
Una anĆ©cdota simpĆ”tica que lo "pinta de cuerpo entero": en 1948 creó la "Orden del Tornillo" en el CafĆ© Tortoni, en donde se reunĆan figuras del arte y de la cultura. Ćl mismo presidĆa la ceremonia para rendirles homenaje porque representaban la bĆŗsqueda de "la verdad, el bien y la belleza del espĆritu", entregĆ”ndoles un tornillo colgado de un hilo a modo de collar pues segĆŗn decĆa "toda personalidad que se destaque en ese aspecto debĆa estar loca" (o sea le faltaba un tornillo) y ademĆ”s advertĆa que "es conveniente llevar ese tornillo flojo para poder crear".
Fue influenciado por la lectura de Victor Hugo, Tolstoi y otros autores que decĆan preocuparse porque su arte se orientara hacia la realidad del trabajador.
En palabras de Quinquela: "... no 'Ćbamos al pueblo', como se usa decir ahora, pertenecĆamos al pueblo..." y tambiĆ©n "... nuestra escuela de arte habĆa sido la calle, el puerto, los inquilinatos... los corralones". Pintura del pueblo y para el pueblo.
Realizó diversos murales en lugares públicos y, al igual que en sus pinturas, el tema era el trabajo, el puerto de La Boca o las escenas populares y el objetivo fundamental, un arte para todos.
Sin dudas, no hay que perder oportunidad de recorrer -cĆ”mara en mano- un barrio en el cual se aĆŗnan lo tĆpicamente porteƱo con el elemento extranjero, aquellos inmigrantes que sumaron sus esfuerzos al progreso nacional -parafraseando al PreĆ”mbulo de nuestra Constitución: "... todos los hombres del mundo que quisieron habitar en el suelo argentino..."- y que encariƱados con el paĆs se quedaron aquĆ para siempre...
Un recorrido por la historia del Teatro Argentino
Por casualidad, en la Avenida Córdoba descubrĆ un pequeƱo museo: el del Instituto Nacional de Estudios de Teatro (INET), el cual funciona en una de las esquinas del edificio del Teatro Nacional Cervantes, en Avenida Córdoba 1199 (esquina Libertad).Las dimensiones reducidas del lugar estĆ”n muy bien aprovechadas: hay fotos, pinturas, documentos, afiches, objetos que pertenecieron a figuras teatrales y varias maquetas como la del Circo de los Hermanos PodestĆ” (precursor de nuestro teatro, ya que se afirma que tuvo su nacimiento en los circos criollos, donde al finalizar los nĆŗmeros circenses se interpretaban obras dramĆ”ticas de estilo gauchesco).TambiĆ©n engalanan la muestra trajes usados por actores del paĆs, entre los que se exhiben nada menos que algunos que utilizó Carlos Gardel en sus pelĆculas. Asimismo, se observa el traje que lucĆa JosĆ© "Pepe" PodestĆ” en una de sus mĆ”s cĆ©lebres interpretaciones y con gran repercusión en poblaciones rurales: el de Juan Moreira (pieza fundadora del teatro rioplatense, de Eduardo GutiĆ©rrez). Y, por supuesto, no podĆa faltar una rĆ©plica de la indumentaria del memorable "Pepino el 88" -el personaje creado por el mismo PodestĆ” que lo lanzó a la fama-.Es interesante saber a quĆ© se debe el nombre de este personaje de "Pepe" PodestĆ” -gran figura popular de los inicios del teatro nacional y procedente de una destacada familia de comediantes-: para reemplazar al payaso titular del circo, su madre le confeccionó un traje con una sĆ”bana, que tenĆa un letrero que decĆa "El Gran Pepino". Luego Ć©l le agregó parches negros, uno de los cuales estaba formado por tela cortada para los otros parches y de Ć©ste surgĆa el nĆŗmero 88 dejado por el corte. Tal aplique se lo colocó en la parte posterior del traje y de ahĆ en mĆ”s se presentó como "El Payaso Gran Pepino 88". AdemĆ”s de todo lo expuesto, el museo, que depende de la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos de la SecretarĆa de Cultura de la Nación cuenta con gran cantidad de actividades culturales durante el aƱo, como auditorio y biblioteca. Es una buena propuesta permanente para conocer y revivir un poco la historia del Teatro Argentino.















