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Jardín Japonés, un dechado de virtudes

  • por Corina A.
  • 27 nov 2018
  • 2 Min. de lectura

Puente Curvo

Ubicado a miles de kilómetros de distancia de la tierra que representa, en un entorno de áreas verdes clásico de la ciudad: el Parque Tres de Febrero del barrio de Palermo (Avenida Casares 2966), el Jardín Japonés es un mágico rincón de Japón en Buenos Aires. Un oasis dentro de la Capital por su belleza, tranquilidad y sosiego. Un lugar encantado. Una joya de diseño, cuidado y armonía.

Plantas, flores, vivero, lago artificial, estanques, cascadas, puentes, peces carpa (que se acercan mucho a los visitantes denotando que están acostumbrados a que los alimenten) y esculturas conforman el escenario.

Acerca de sus puentes, debe destacarse que los puentes constituyen símbolos. Existe uno muy curvo, de color rojo y tal vez difícil de atravesar, llamado “Puente de Dios” que representa el camino al paraíso. Fue diseñado así porque conduce a la “Isla de los Dioses y los Tesoros” y para un mortal no debe ser sencillo llegar a los dioses. Es la imagen más emblemática del lugar.

Otro conocido como “Puente Truncado”, que conduce a la “Isla de los Remedios Milagrosos”. Y el último: el puente Zig Zag o “Puente de las Decisiones”, que ―según manda la tradición― las personas deben atravesar antes de tomar una decisión de peso en su vida y asimismo representa la unión de las islas del Japón, ya que su forma es irregular.

Con respecto a las cascadas, estas son fuentes de vida, prosperidad y movimiento y su murmullo propicia la concentración.

Además, el Jardín cuenta con muestras de arte japonés, sala de lectura (donde se encuentran libros referidos a su cultura e historia), tienda de regalos, casa de té y restaurante, los cuales completan el panorama. Todo el recorrido se acompaña de su música tradicional. Está muy bien ambientado. Un despertar de todos los sentidos: colores, sonidos y fragancias sin igual.

Algunos fines de semana hay actividades varias relacionadas con la cultura nipona, como la ceremonia del té, origami (el arte de crear figuras mediante sucesivos plegados de papel), pintura, anime (animación), manga (historietas), ikebana (el arte del arreglo floral), bonsái (el arte de cultivar árboles en una maceta para reproducirlos con todas sus características en un tamaño pequeño y proporcionado) y haiku (poesía típica) entre otras.

Bonsái

Una muestra significativa de la cultura de un pueblo que conecta con sus tradiciones ancestrales.

Inaugurado en 1967, fue proyectado y construido por la colectividad japonesa, para ser donado por intermedio de la Embajada del Japón a la Municipalidad de Buenos Aires en agradecimiento al pueblo argentino por recibirla en tiempos de inmigración. La idea surgió con el propósito de crear un lugar de encuentro entre la colectividad japonesa y los príncipes herederos al trono imperial Michiko y Akihito, quienes pronto vendrían a la Argentina (era la primera vez que miembros de la familia Imperial visitaban el país).

Plantas con flores del vivero

En 2004 la Secretaría de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró "Sitio de Interés Turístico" y en 2008 el Poder Ejecutivo Nacional como "Bien de Interés Histórico y Artístico de la Nación".

Considerado "un pequeño Japón en Argentina", es el de mayor dimensión con respecto a los demás jardines en el mundo fuera de Japón. Un museo viviente para experimentar una sensación contrastante con la velocidad y ruido de la ciudad. Un lugar de ensueños.


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