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Una visita al Teatro Colón

  • por Corina A.
  • 23 feb 2019
  • 11 Min. de lectura

Columnas imponentes Teatro Colón

Una muy buena opción para un fin de semana es hacer una visita guiada al Teatro Colón. Se ingresa por el Paseo de los Carruajes (entrada por Tucumán 1171) y desde ahí uno ya empieza a vivir y a palpar la música, la danza y el arte que lo rodea. Todo es majestuoso: sus lámparas, sus escaleras, sus columnas, la sala, el telón, la cúpula, la magia de su sonido. Todo atrapa e invita a atreverse a recorrerlo.

El Teatro Colón es un teatro de ópera de la ciudad de Buenos Aires. Por su tamaño, acústica y trayectoria, está considerado uno de los cinco mejores del mundo. Posee la sala con la mejor acústica para ópera y la segunda mejor para conciertos. Según Pavarotti el único defecto que tiene es que “su acústica es perfecta”.

El Colón ha sido desde siempre un teatro venerado por el público y por los artistas más renombrados, índice inequívoco de consagración. A su vez, es sede de la Orquesta Estable, el Coro Estable, el Ballet Estable y de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. También funcionan en su sede el Centro de Experimentación, el Instituto Superior de Arte, con su Orquesta Académica, el Coro de Niños y el programa Colón Contemporáneo.

Es un teatro de temporada, no de repertorio, por lo que renueva su programación anualmente.

Asimismo, es un teatro de producción propia, que cuenta con talleres especializados para realizar todos los elementos necesarios para la escenificación de un espectáculo de ópera o ballet. El único que fabrica todo lo que hace falta para sus espectáculos dentro del propio establecimiento. En sus talleres, que están ubicados en tres subsuelos, maestros artesanos realizan maravillas y se pasan los conocimientos de generación en generación: sastres, zapateros, escenógrafos, iluminadores, encargados de la confección de pelucas, guantes, sombreros. La utilería es una carpintería muy especializada. Se realizan muebles de estilo, armas, máquinas y en ella han trabajado escultores muy importantes como Antonio Pujía.

Los talleres, que fueron construidos en 1938 llegan bajo tierra hasta la mitad de la Av. 9 de Julio y pasan por debajo de la Plaza Estado del Vaticano hasta la calle Viamonte. Se conectan directamente con el escenario.

Además, como parte de la restauración realizada entre 2003 y 2010, gran parte del trabajo de escenografía se realiza en un galpón ubicado en el barrio porteño de Chacarita que funciona como un anexo de los talleres originales. Desafortunadamente, las visitas guiadas no incluyen más a los talleres desde la remodelación del teatro.

En los subsuelos también están los camarines, oficinas y salas de ensayo para los cuerpos estables de orquesta, ballet y coro. Trabajan en el teatro alrededor de 1400 empleados.

El edificio: El teatro Colón funcionó en dos edificios, el primero ubicado en la Plaza de Mayo hasta 1888 (hoy funciona allí el Banco Nación) y el segundo situado frente a la Plaza Lavalle, que tardó 20 años en ser construido hasta su inauguración en 1908. Este terreno antiguamente albergaba la Estación del Parque, la primera estación ferroviaria de la República Argentina como cabecera del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires.

El edificio actual, de estilo ecléctico y con estructura de hormigón armado, ocupa el predio delimitado por las calles Tucumán, Libertad, el ex pasaje Arturo Toscanini (hoy Plaza del Vaticano ) y la calle Cerrito (Av. 9 de Julio).

Foyer: La entrada principal se encuentra sobre la calle Libertad, bajo una marquesina de hierro forjado, y conduce a un gran foyer adornado por columnas recubiertas de estuco para imitar el mármol.

El piso, con diseño de guardas y motivos decorativos, está cubierto por teselas de forma irregular. Sobre el foyer se encuentra una cúpula de cristal traída de París. Tiene ocho musas que invitan al espectador a subir al mundo de las artes.

Escalinata de entrada al Teatro Colón

La escalinata de entrada, construida en mármol de Carrara, está escoltada por dos cabezas de león talladas que la custodian.

Salones: El tradicional paseo durante los intervalos permite la visita a los grandes salones del Colón. El Foyer de los Bustos, comunica con el Salón Blanco (escasamente visitado por el público, se encuentra a puertas cerradas, detrás del Palco Presidencial), decorado con los bustos de famosos compositores y con el grupo escultórico llamado El Secreto, de Gustav Eberlein: Venus y Cupido se cuentan un secreto en el Teatro Colón. Dice la leyenda que Cupido le está contando un secreto a Venus y que ese secreto puede guardar la fórmula del amor ¿cuántas parejas en los más de 100 años de historia del teatro habrán sido atrapadas por los secretos entre Cupido y Venus? ¿Pero tiene 6 dedos Cupido? Aparentemente otros artistas utilizaron la misma técnica. En la época en que pintaba Rafael se creía que las personas con esa característica tenían un sexto sentido, que les otorgaba el don de la profecía y de la interpretación de los sueños. Esta es la razón por la que se cree que Rafael pintaba 6 dedos en algunos de sus personajes. Quizás pase lo mismo con esta obra de Eberlein…

Escultura "El secreto" de Eberlein

El Salón Dorado: es de inspiración francesa, reminiscente del Grand Foyer de la Ópera de París. El dorado a la hoja de su decoración, las columnas talladas, las arañas, vitrales y el mobiliario son reflejados por una sucesión de espejos que potencia su fastuosidad. Convertido ya en una sala con vida propia, el Salón Dorado es centro permanente de conciertos de música de cámara, conferencias y exposiciones paralelas a la actividad de la sala, con entrada libre y gratuita.

Sala principal: La sala principal, una de las mayores del mundo, tiene una rica decoración en dorado y escarlata. Dividida en siete niveles, tiene capacidad para 2487 espectadores sentados y alcanza los 3000 si se incluyen los de pie. El escenario tiene 35 metros de profundidad por 34 de ancho y la boca de escena es una de las más grandes en los teatros con forma de herradura a la italiana.

Un centenar de apliques de bronce con tulipas de diseños variados y numerosas cajas con luz indirecta, sumados al rojizo y fresa de la tapicería y al oro pálido y marfil antiguo de los elementos de decoración, otorgan a la sala un tinte cálido y acogedor.

La platea está formada por 632 butacas de hierro forjado y madera, tapizadas en pana y dispuestas en 22 filas, divididas en dos por un corredor central.

Desde las entradas laterales hasta el escenario hay, a la derecha e izquierda, sendas filas de cinco palcos baignoire, construidos bajo el nivel de la platea y cerrados por una reja removible de bronce. Este espacio se ubica a los costados de la orquesta en el nivel de la platea. Utilizados originalmente por el sector del público que guardaba luto o no quería ser visto (un espacio para las mujeres viudas ya que eran mal vistas por la sociedad y sólo podían escuchar la obra de teatro pero no verla).

Esos recintos albergan hoy cabinas de grabación de audio y video, así como de retransmisión de los espectáculos por radio o televisión. Estas grabaciones forman parte del archivo del Colón.

Desde la platea se elevan tres niveles de palcos: bajos, balcón y altos. Construidos a la francesa, abiertos y con divisiones bajas, una cortina de brocado de seda color rosa viejo los separa de su antepalco, amueblado con banquetas, espejos y percheros. Los pisos superiores reciben los nombres de cazuela, tertulia, galería y paraíso. A las localidades con asiento se suman más de quinientos lugares para espectadores de pie, distribuidos en esos cuatro niveles.

Cúpula: Originalmente la cúpula de la sala principal fue pintada por Marcel Jambon, un artista francés. Las pinturas representaban al dios Apolo en un carro tirado por cuatro corceles blancos, presidiendo un cortejo de musas.

Cúpula decorada por Raúl Soldi

La pintura original se mantuvo hasta los años 1930, cuando las filtraciones de humedad arruinaron la obra. Algunas fuentes indican que fue producto de haber colocado barras de hielo sobre el plafón durante un baile de carnaval en 1936, mientras que otras establecen que, dado el ángulo del techo del teatro, el revestimiento con chapas de plomo no era el indicado y con los años se produjo un resquebrajamiento que facilitó las filtraciones durante los días de lluvia.

La cúpula se mantuvo sin la pintura decorativa hasta mediados de la década de 1960, cuando se decidió volver a agregarla. Se encargó entonces a Raúl Soldi la decoración de la cúpula del teatro por la que no pidió ninguna remuneración. La nueva pintura fue inaugurada el 25 de mayo de 1966 con la representación de Antiguas danzas y aires. El vestuario, diseñado también por Soldi, era el mismo que el que llevan los personajes que decoran la pintura.

En el centro se encuentra una araña de bronce de más de una tonelada de peso. Durante la restauración del teatro finalizada en 2010 se rehízo el sistema de descenso, construyendo un sistema automatizado que la baja hasta el suelo para tareas de limpieza y mantenimiento. También se reconstruyeron las tulipas y partes de bronce faltantes, estas tareas de restauración de la araña estuvieron a cargo del célebre orfebre Juan Carlos Pallarols.

En la cúpula existe también un corredor con espacio en su interior que permite albergar músicos y desde allí generar distintos efectos de sonido o las voces celestiales de algunas óperas.

Instituto Superior de Arte del Teatro Colón: El Instituto Superior de Arte del Teatro Colón surgió en 1960 como resultado de la fusión de las distintas academias de enseñanza que funcionaban previamente, entre ellas, la Escuela de Ópera del Teatro Colón que funcionaba desde 1937. El instituto forma profesionales en música y danza, algunos de los cuales han tenido proyección internacional, como los bailarines Julio Bocca, Paloma Herrera, Iñaki Urlezaga, Eleonora Cassano y Maximiliano Guerra entre otros. Se dictan las carreras de: Danza Clásica, Canto Lírico, Dirección Escénica, Preparación Musical de Ópera, Caracterización y Academia Orquestal y también cursos cortos.

Por su aporte a la música clásica de Argentina, el Instituto recibió una Mención Especial otorgada por la Fundación Konex en 2009.

Centro de Experimentación del Teatro Colón: El Centro de Experimentación del Teatro Colón (CETC) es un espacio de creación y circulación donde el público se encuentra con nuevas obras de artes escénicas de distinto género producidas en el teatro. En su origen no tenía espacio físico propio y se fue moviendo por distintos teatros de la ciudad pero hoy cuenta con una sala propia en el subsuelo del teatro. Fue creado en el año 1989 por iniciativa del director del teatro Sergio Renán, con el objetivo de lograr una renovación del repertorio en ópera y ballet. Ha incorporado otros géneros como el teatro, el teatro musical y géneros interdisciplinarios. Actualmente se dedica a dar a conocer las últimas tendencias en artes escénicas.

Primer Teatro Colón (1857-1888): El primer Teatro Colón fue obra del arquitecto Charles Pellegrini y se inauguró en 1857 en el predio que hoy ocupa el Banco Nación, frente a la Plaza de Mayo.

Aquel viejo Colón cerró sus puertas en 1888 para dar paso a un emprendimiento estatal de mayor calibre que desembocó, veinte años después, en el actual edificio. En el intervalo, las consecuencias de la crisis de 1890 impidieron la inauguración de la nueva sala para el 12 de octubre de 1892, en el cuadringentésimo aniversario del descubrimiento de América.

Durante los veinte años en los que el Colón estuvo inactivo, el Teatro de la Ópera, ubicado en el mismo solar que el actual de la avenida Corrientes, captó su público habitual, alimentado por el mercado creciente de la inmigración, con una competencia intensa por parte de otras salas.

Segundo Teatro Colón (1908-presente): La ciudad de Buenos Aires había pertenecido a la provincia de Buenos Aires hasta 1880, año en que fue nacionalizada. En 1888 el Congreso de la Nación aprobó una ley llamando a licitación pública para construir un nuevo edificio para el teatro Colón. El lugar original para construir el teatro era una manzana en el cruce de las avenidas Rivadavia y Entre Ríos pero, como ésta se destinó finalmente al futuro Palacio del Congreso Nacional, se compró la que ocupaba la Estación del Parque del Ferrocarril del Oeste, frente a la actual Plaza Lavalle. Hasta su inauguración la obra sería dirigida sucesivamente por tres ingenieros (Tamburini, Meano y Dormal) y realizada luego de un accidentado proceso, en el que muchos de sus protagonistas fallecieron o se retiraron.

La licitación se realizó en 1889, resultando ganador el músico y empresario de ópera italiano Angelo Ferrari, quien presentó un proyecto del arquitecto e ingeniero italiano Francesco Tamburini. El 25 de mayo de 1890 se colocó la piedra fundamental, pero ese mismo año Tamburini falleció, con apenas 44 años. La dirección de la obra pasó entonces al arquitecto italiano Vittorio Meano quien había quedado a cargo de la dirección del estudio de Tamburini. Meano realizó modificaciones sustanciales al diseño original de Tamburini, siempre respetando la forma de "curva italiana" adoptada para la sala, que establecía una jerarquización social de los espectadores.

En 1894, a menos de dos años de iniciadas la obra, quebró la empresa de Ferrari que había ganado la licitación, paralizándose las obras durante ocho años. En 1897 el Congreso Nacional dispuso por ley que fuera la Municipalidad de Buenos Aires la que se hiciera cargo de la licitación ganada por la fallida empresa de Ferrari. En 1899 la Municipalidad establece un nuevo proyecto de obra y selecciona el diseño presentado por Meano.

El 16 de mayo de 1904 se llama a licitación para construir el escenario y dependencias. Pocos días después, el 1 de junio, muere asesinado a balazos el ingeniero Meano en su domicilio, con apenas 44 años, según una versión, por un ex mucamo despedido unos meses antes aunque otra dice que fue por un tema relacionado con su vida afectiva. Además existió una tercera versión puesto que Lisandro de la Torre denunció que el asesinato tuvo su causa en los actos de corrupción en la obra del Congreso Nacional (Meano también participó de la construcción). De todas formas el hecho ocupó su lugar en los medios de comunicación de la época.

Ante la muerte de Meano, la Municipalidad encomendó la dirección de la obra en forma honoraria al ingeniero belga Julio Dormal, que dependía del municipio y que se haría cargo en 1905. Dormal tenía discrepancias con el trabajo que había hecho Meano, especialmente en materia de seguridad. Dormal realiza de todos modos grandes cambios a los planos, eliminando locales y agregando la gran marquesina vidriada sobre la calle Libertad. Además dispuso que se demoliera y volviera a construir la platea móvil.

Vitreaux Teatro Colón

Los sucesivos arquitectos conciliaron en su diseño estilos muy disímiles. Si bien el proyecto original de Tamburini era influido por la Ópera de París, Meano lo cambió al estilo italianizante y Dormal le dio detalles art nouveau. En rigor, la importancia urbana del Colón excedió el marco de una sala de espectáculos para figurar, junto con el Palacio del Congreso y la Casa Rosada, entre los edificios históricos más representativos de la Ciudad de Buenos Aires.

El edificio fue finalmente inaugurado el 25 de mayo de 1908 con Aída, de Giuseppe Verdi, en una atmósfera caldeada de supersticiones propias del ámbito teatral.

En noviembre de 1989 fue declarado Monumento Histórico Nacional.

Restauración y reapertura (2001-2010): A lo largo de los años, el edificio había sufrido deterioros, producto de la falta de mantenimiento e inversión, y el desgaste propio de sus materiales y la acción de agentes externos como la contaminación, la lluvia, la humedad y el paso del tiempo.

Salón Dorado Teatro Colón

En 2001, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires realizó un master plan para realizar una restauración completa del Teatro Colón y se comenzó en 2003.

Durante el período de restauración, el Teatro Colón desarrolló sus actividades artísticas en salas alternativas de la ciudad de Buenos Aires. El 24 de mayo de 2010, como parte de las celebraciones por el Bicentenario de Argentina, tuvo lugar la reapertura del teatro con un espectáculo de animaciones tridimensionales. El evento contó con la presencia de artistas y políticos y se presentó La Bohème. En el año 2013 fue elegido como lugar de entrega de los premios televisivos Martín Fierro.

Se le devolvió el brillo original de sus años de esplendor, sin alterar la acústica de su sala ni la arquitectura original de las partes nobles.

A lo largo de su historia han actuado en el teatro Colón las principales figuras de la ópera, la música clásica y el ballet mundial, como Arturo Toscanini, Nijinski, Caruso, Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, Zubin Mehta y Maia Plissetskaya, entre otras y artistas argentinos como Jorge Donn, Julio Bocca, Maximiliano Guerra, Paloma Herrera, Daniel Barenboim, Marta Argerich, Astor Piazzolla y otros artistas populares como el Chaqueño Palavecino, Valeria Lynch, Patricia Sosa, Palito Ortega, Marilina Ross y la cantante de cumbia Karina "La Princesita". También tuvieron su lugar otras expresiones musicales con Les Luthiers junto a la Orquesta Sinfónica Nacional y figuras del rock como Charly García, Luis Alberto Spinetta y Gustavo Cerati. Incluso otras disciplinas también obtuvieron su participación en el teatro, como las recientes conferencias TED que se desarrollaron en él.

No se puede dejar de mencionar a estrellas destacadas como Norma Fontenla y José Neglia, dos de los nueve bailarines del Colón que fallecieron en un accidente de avión, en 1971. Fue un gran golpe para el ballet nacional. Neglia acababa de ganar la medalla de oro como mejor bailarín de la Ópera de París.

Palcos laterales Sala Central T. Colón

El teatro es una fábrica de espacios, texturas y colores que solo existen en la imaginación de los que pueden crearlos. También un semillero de talentos que han dado prueba de la capacidad profesional y artística de sus egresados y empleados.

Un orgullo de la cultura argentina y un centro de referencia para la ópera, la danza y la música académica en todo el mundo con excepcionales y esplendorosas condiciones acústicas y arquitectónicas.


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